jueves, 1 de octubre de 2009

ADIÓS


Amig@s que seguís el Blog de LLUM,

Soy KIT, su madre.
LLUM ya no está con nosotros. Se nos fue el miércoles, día 16. La leishmania acabó con sus órganos vitales. Solamente su corazón estaba intacto. ¿Qué os voy a contar de su corazón si fue el motor de este Blog? Su marcha nos ha roto el alma y ha dejado un inmenso vacío en casa.

Ante tanta gente preocupada por su salud, debo deciros que LLUM ya se ha ido y está corriendo a sus anchas, libre y feliz. Si miráis al cielo veréis una estrella que brilla más que las otras. Ahí está ella haciendo honor a su nombre: Llum (Luz).

Os dejo con su último post, sus últimos momentos aquí y su paso al más allá, explicados con esa lucidez que se tiene en las puertas de la muerte:


Estoy preparando mi corazón para mi última aventura, la aventura de partir. Dura marcha, pero hermosa marcha hacia la estrella. Mis ojos llenos de luz, mis ojos llenos de lágrimas. Porque cuando se parte, se llora. Porque mi vida ahora es una marcha, una marcha sin retorno, una marcha hacia la estrella.

- LLUM –me dice Rosa. Com et sents?
“Fatal”, respondo. Pero, claro, no me oye.

- T’he obert una llauna de carn –anuncia en tono alegre.

Me esfuerzo en menear el rabo. Ella me ofrece un trocito de carne. Lo tomo en la boca, pero no puedo masticarlo ni saborearlo. Se queda sobre mi lengua, hasta que al fin me cae al suelo. Creo que Jesús y Rosa se dan cuenta, pero no dicen nada.

No quiero que Jesús y Rosa se preocupen por mí. No quiero obligarlos a llevarme a una visita sin retorno al veterinario. Me aman mucho. Lo peor que podría hacerles sería obligarlos a que me hagan daño. El concepto de eutanasia tiene sus méritos, sí, pero sus complicaciones emotivas son demasiadas.

Me acerco a Jesús y le apoyo el hocico en el muslo.

- Aquesta és la meva LLUM –me dice orgulloso

Me toca la cabeza y me acaricia el pliegue de las orejas. Con su toque humano.

Estoy muy débil. De repente me ceden las patas y caigo.

- LLUM!

Está alarmado. Se agacha sobre mí.

Me coge en brazos y me lleva hasta el coche. Nos vamos a la clínica veterinaria.

- Estàs bé?

Se acerca mi hora y estoy más que bien. La vida y la muerte son una misma cosa. Me siento maravillosamente. Mi alma aprendió lo que vino a aprender, y todas las demás cosas no son más que cosas. No podemos tener todo lo que queremos. A veces, no nos queda más remedio que creer.

- Tranquil·la. –Rosa acuna mi cabeza en su regazo. La miro.

Llegamos a la clínica. Pronto emprenderé mi marcha definitiva hacia una nueva vida. Es un adiós a vosotros y la juventud que pasé entre vosotros. Fue solamente ayer cuando nos encontramos en un sueño. Me escogisteis, me escuchasteis y me habéis querido, y yo, con vuestras aspiraciones, construí una torre en el cielo. Pero ahora, nuestro sueño ha huido, nuestro sueño ha desaparecido, se ha terminado y debemos separarnos.
Yo estoy preparada.
Aún así...
Jesús está muy triste. Tenía tantas ilusiones depositadas en mí. Me echará de menos. Pero seguro que nos encontraremos en otro sueño y construiremos otra torre en el cielo.

- Molt bé –me dice. No et retenim més. Si necessites marxar ara, pots fer-ho.

Vuelvo la cabeza y ahí, ante mí, está mi vida. Mi infancia. Mi mundo. Una vida corta, pero intensa y feliz.

Jesús y Rosa se inclinan sobre mí. Siento su cálido aliento en mi cara. Noto la mano de Rosa apoyada en mi cuello. Me transmite seguridad y confianza, como siempre. Ya no puedo verlos, pero sé que se acercan a mi oído y me susurran sus últimas palabras de amor.

Grandes prados verdes aparecen ante mí. Podría correr para siempre en una dirección y correr para siempre al regresar. Mi alma es libre y podrá gozar de la tierra, el viento, los ríos, la lluvia, el sol, el...

- Adéu, Llum –aún llego a oír.

Doy unos pasos por el campo. Es muy agradable, muy placentero el aire fresco, oler los aromas que me rodean. Sentir el sol sobre mi piel. Sentir que estoy aquí.

Reúno fuerza y emprendo la marcha, y me gusta hacerlo. Es como si no tuviera edad, como si estuviese fuera del tiempo. Tomo velocidad. Corro.

No vuelvo la vista, pero sé que Jesús y Rosa están ahí. Ladro dos veces porque quiero que me oigan, quiero que sepan. Siento sus ojos sobre mí, pero no miro atrás.

Corro, internándome en el campo, en la vastedad del universo, en busca de mi estrella.
Más deprisa. Corro más rápido y el viento me acaricia el rostro. El corazón me late locamente y ladro dos veces más para que Jesús y Rosa, y todo el mundo, me oigan: ¡Más deprisa! Ladro dos veces más para que lo sepan, para que recuerden. Lo que quiero ahora es lo que siempre quise. Y desde aquí los miraré con esa misma ternura y cariño que ellos me dieron en vida.

Llum, a los 2 meses.

A los 3 meses era muy presumida.

Llum, a los 8 meses, agachada, hablando conmigo. Fue una adolescente rebelde.

Con 1 año se convirtió en una joven muy bella.

Mayo 2009, con su abuela Enate, con quien se llevaba muy bien.