domingo, 19 de mayo de 2013

LOS HUMANOS SE DIVORCIAN, LOS COLLIES LO SUFREN

No cabe duda que un collie es uno más de la familia. Entra a formar parte de la vida familiar con su leal y fiel afecto y pidiendo a cambio sólo un poco de cariño y cuidados. Pero qué pasa cuando la pareja entra en crisis. ¿Quién se queda con el collie? ¿Se podrá acordar la tenencia compartida? ¿Se fijará un régimen de visitas? ¿Quién se quedará definitivamente con su propiedad? ¿Se fijará una contribución para atender los gastos de alimentación y visitas al veterinario?...

Lamentablemente, cualquier respuesta a estas preguntas no va a tener en cuenta la opinión del collie, aunque sería una declaración muy de fiar.

En un divorcio, el collie es protagonista silencioso, posible sufridor de daños colaterales, refugio seguro para unos, moneda de cambio para otros, como se puede ver en los fragmentos siguientes de tres historias similares (con los nombres cambiados para preservar el anonimato)
 

“Hace unos meses terminé una relación de pareja en la que compartíamos una hembra collie que compramos en el criadero X. Es una hembra preciosa y majísima de color arena. Bueno, el caso es que la echo de menos y quisiera información de vuestros cachorros para tener un collie conmigo...”
(Juan, La Rioja)

“Cuando llegó el día de hablar del divorcio, lo primero que saltó a la palestra fue el tema del collie. Jorge me dijo tajantemente que se quedaba con él. Yo protesté porque no concebía separarme de Marlon, pero tuve que asumir la pérdida porque ya lo tenía cuando nos conocimos. El día en que salí de la casa le di  un fuerte abrazo y le dije adiós. No he vuelto a verlo más, aunque pienso en él cada día. Dividir todo fue fácil, pero el vacío que me dejó Marlon es inmenso. Pienso en cómo estará, en si se acuerda de mí, en qué pasará cuando mi ex consiga una novia, si ella lo querrá...”
(Raquel)

“A mi marido le importaba muy poco nuestro collie. Nunca se preocupó por él. En el divorcio, lo utilizó para hacerme daño, porque no podía aceptar que le dejara. Fuimos a juicio y obtuve la custodia legal de mi fiel amigo. Y él fue quien me ayudó a superar aquellos momentos difíciles por los que pasé...”
(Menchu, Asturias)


Yo misma me encontré con una pareja de collies, Lluna y Venus, a quienes hacía días que no veía. Mientras mi familia y Anna hablaban del tema, ellas me explicaron la situación por la que están pasando. Yo me quedé triste y sorprendida, porque conozco a Xavier y Anna, los dueños, y no me puedo creer lo que ya es un hecho: se han separado.

-          Los amigos humanos de Xavier y Anna no lo entienden – me comentaba Lluna, pero es que nosotras también sufrimos con el divorcio. Sufríamos al principio, cuando él y ella empezaron a tener problemas y a discutir, y sufrimos ahora, al final, cuando se han separado. Ha sido un período difícil para las dos, nos escondíamos, perdimos el apetito, sufrimos de diarrea, y estábamos muy nerviosas.

-          Y aún seguimos sin estar bien porque no hemos visto más a Xavier y esto no es normal en él. Creemos que Anna le impide que nos vea – comenta Venus.

Los collies convivimos al máximo con nuestra familia humana y compartimos su vida con todas las consecuencias. Por tanto, también sufrimos el deterioro e inconvenientes que van surgiendo en la relación de pareja porque nuestro sexto sentido capta enseguida cualquier problema familiar o personal.

Para las parejas que tienen un collie, el tema de qué hacer con él, es uno de los temas más espinosos del divorcio o la separación. El collie puede convertirse en la herramienta con la cual uno hiere al otro, casi como sucede con los hijos. Incluso es posible que uno de los dos no quiera de hecho tenerlo consigo, pero lo utiliza solo para hacer daño a su pareja, si la separación no es amistosa.

Lluna, la mayor, y sin duda la más afectada de las dos, me decía:


-          Cuando vino el abogado a casa, nos asustamos mucho al oír palabras que no entendíamos como “bien ganancial”, “bien privativo” o “custodia legal”…

-          El abogado explicaba que “es recomendable evitar a través del consenso que las mascotas sean causa de disputa durante una ruptura matrimonial. Para la mayoría de los jueces, una mascota es sólo una posesión más del reparto de gananciales. Normalmente, los cónyuges pactan de mutuo acuerdo quién se va a quedar con la mascota”

-          “Por el bien de vuestros collies” –continuó el abogado, “habéis de llegar a un acuerdo. En la mayoría de los casos, si hay hijos de por medio, lo más lógico es que el animal viva donde están ellos, debido a la estrecha relación de proximidad que se crea entre los niños y los animales”. Por eso nosotras nos hemos quedado en casa con Anna y su hijo Pol.


Cuando en la familia hay hijos es muy importante que el collie siga el mismo camino que los niños. Puede ser muy traumático separar a los niños de su collie. Y más aún si están viviendo un proceso difícil de comprender y asimilar, como lo es la separación de sus padres. Tener a su amigo el collie como confidente durante una época tan difícil, para abrazarlo o para compartir tristezas y angustias, puede ser muy beneficioso para superar este desagradable acontecimiento, del que, en ese momento, les resulta difícil hablar con sus padres o amigos.

La manera más sencilla de que una separación sea una ruptura lo menos dolorosa posible para cónyuges, hijos y mascotas, es alcanzar un acuerdo mutuo y pacífico. Así como los padres habrán pensado en los hijos, también han de pensar detenidamente en cómo va a influir el divorcio en el carácter de su collie con el que han pasado algunos de los momentos más agradables de su vida.

En poco tiempo he conocido algunos divorcios. Es una realidad a la que los collies nos habremos de ir acostumbrando. Los humanos se divorcian y los collies lo sufrimos. Para nosotros no existe el desamor. Eso que las personas llaman divorcio significa separación y esta situación nos cuesta aceptarla y puede causarnos estrés. Es una situación complicada para los collies. Cuando un matrimonio acaba por divorcio, como mínimo un miembro de la familia sale del hogar y eso no nos es ajeno. Que nadie se sorprenda si un collie expresa su estrés de una manera casi similar a la que los humanos lo realizan. Por ejemplo, un collie puede dejar de comer por días, se puede escapar de casa, puede llegar a desarrollar agresividad e incluso en los peores casos puede llegar a sufrir un colapso nervioso.