domingo, 26 de marzo de 2017

ME JUBILO Y QUIERO UN COLLIE

“No es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos,
para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos...
Tengo los años necesarios para perder ya el miedo
y hacer lo que quiero y siento...”

(José Saramago)



La jubilación es una etapa trascendental para las personas. Supone un sinfín de cambios que la desaparición de la vida laboral conlleva: psicológicos, familiares, económicos, sociales… La clave es saber gestionarlo y mantenerse activo, porque el fin de la actividad laboral no implica el final de la vida, sino el inicio de una etapa que puede ser mucho mejor. Todo depende de cómo se afronte.

“Me jubilo y quiero un Collie” –este era el ‘asunto’ del e-mail que Fernando envió a nuestra familia hace unos meses. “Me jubilo y ahora tendré más tiempo libre para hacer las cosas que me gustan y nadie me obliga. No habré de madrugar ni aguantar las broncas del jefe. Me siento joven, sano y feliz, ¿qué más se puede pedir?... Pues eso, un Collie, un compañero cariñoso, un socio que me acompañe y me ayude a mantener una rutina de actividad física diaria”.

Muy bien, Fernando. Un collie aporta una razón para levantarse cada mañana, sentirse útil y mantener el equilibrio emocional. Caminar es una de las actividades físicas más recomendadas para las personas jubiladas, ya que les ayuda a mantener un cerebro sano, así como fortalecer huesos y músculos. Un collie es un amigo incondicional que contribuye a reducir la presión arterial, la frecuencia cardiaca, la ansiedad y por lo tanto reduce los factores de riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Además, salir a caminar evita el aislamiento ya que permite conocer a otros dueños de perros. Un perro aporta una excelente excusa para romper el hielo y comenzar una conversación, hacer nuevos amigos y socializar. 

Recuerdo que hace varios años, Dámaso nos sorprendió cuando nos escribió: “Quiero que me apuntéis en la lista de reservas para que cuando me jubile, dentro de dos años, pueda obtener un collie”. Y así fue. Uno de mis hijos, Tilk, llegó a su vida hace ya tres años para alegría de toda la familia. Hasta entonces, estábamos acostumbrados a que fueran las familias con niños las que se interesaran por un Collie, pero en los últimos años son varias las personas que han incorporado un collie a su vida de jubilados. Amistades peludas que cambian la vida…

Tras toda una vida de trabajo, llega el día más soñado por la mayoría de personas: el día de la jubilación. Un día que se espera con ansiedad e ilusión pero también con algo de miedo. ¿Y ahora qué? ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué hago con tanto tiempo libre?... La mayoría busca alguna salida positiva, se dedica a viajar, pintar, aprender idiomas, labores…, una serie de cosas con que llenar ese tiempo libre. Otras, por el contrario, no saben gestionar bien esta etapa, se encierran en sí mismas y solo viven pensando en los dolores y acercándose peligrosamente a una depresión.

Pero hay una muy buena forma de evitar la depresión: un collie. Seguramente que la mayoría de personas que se han jubilado o están a punto de jubilarse ni se plantean la idea de tener un collie. Y no se lo plantean, sencillamente, porque desconocen las numerosas ventajas que un collie aporta a su nueva etapa de vida.



Sandra Ferrer, experta en educación canina, sostiene que “Un perro ayuda a mantenerse en forma. Sobre todo a esta edad, mantener una buena forma física es fundamental para alargar la esperanza de vida y aumentar en calidad de vida... Un perro mejora tu salud. No es broma. Parece que cuando ya por fin tienes tiempo de relajarte, como que brota todo. Por eso, un perro tiene numerosos efectos positivos en tu salud: reduce la presión arterial, reduce los niveles de colesterol, mejora la salud cardiovascular, alivia los efectos de la depresión, aumenta la rapidez en la mejora de numerosas enfermedades y dolencias, etc. Un perro mejora tus relaciones sociales. Hasta las personas más introvertidas se abren a otras personas totalmente desconocidas para entablar una conversación, cómo no, girando alrededor de tu perro. Pero claro, es que se empieza por hablar del perro y un tema lleva a otros, estableciéndose relaciones que jamás te hubieras planteado. Un perro es una motivación. Si no tenías apenas motivos para levantarte de la cama, te aseguro que el perro te cambiará este concepto. Si pensabas que tu vida ya no tenía chispa, con tu peludo la chispa está asegurada. Está comprobado que los propietarios de perros se vuelven más disciplinados que los que no tienen perro, dado que se ven obligados a mantener una rutina diaria de obligaciones: dar de comer al perro, sacarlo a pasear, cepillarlo, jugar con él, etc.”

Abundando en las palabras de Sandra, numerosos estudios, como los que lleva a cabo la Fundación Affinity, demuestran que “convivir con animales aporta numerosos beneficios. Tener animales en casa estimula la comunicación, fomenta el contacto físico y anima a demostrar los sentimientos. En definitiva, convivir con animales hace aflorar el amor y hace que sus dueños se sientan queridos. Por no hablar de cómo disfrutar de un peludo favorece que las personas mayores se relacionen con otras y se hagan nuevos amigos. Además los animales de compañía alivian la soledad, lo que beneficia directamente a las personas que viven solas. De esta forma, siempre se encuentran acompañadas y disfrutan recibiendo una efusiva bienvenida cuando vuelven a casa. Ya sean perros, gatos o cualquier otro animal, evitan que las personas mayores estén decaídas y se dejen llevar por la apatía. Las personas mayores que comparten su tiempo con animales tienen una actitud más positiva, ríen más y padecen menos estrés lo que incide de forma positiva en su salud.”



Eder, Kika, Lua, Tilk, Adra, Roi, Mel, Boy son collies que dejaron nuestra manada para compartir su vida con una persona jubilada. Ahí están, diariamente, ayudando a vivir la vida con ilusión, sin prisa, sin preocupaciones, sin estrés. Transmitiendo felicidad, sosiego, alegría y ternura. Enseñando a dar las gracias por vivir, a valorar los pequeños momentos que son los que realmente nos hacen felices, a amar incondicionalmente, a ser tolerantes… Estos collies son una bendición, sobretodo, en una etapa tan complicada, y a la vez deseada, como es la jubilación.