miércoles, 25 de junio de 2014

LA CULTURA DEL RUIDO

Ha pasado ya la noche de San Juan, la noche más corta del año, y ha vuelto la tranquilidad a la manada. San Juan es una de las festividades más celebradas por la mayoría de hombres y mujeres que viven la cultura catalana. Es “la nit del foc”, la noche del fuego, pero, desgraciadamente, se está convirtiendo también en una fiesta muy temida por todos los perros (y propietarios).


El 23 de junio es el día en que los pueblos han celebrado siempre el solsticio de verano, que es el momento del año en que el Sol está en su punto más alto, y, por tanto el momento del año en el que el Sol ha calentado más tiempo la Tierra. Si la luz y la energía del Sol dan vida, es en esta noche cuando toda la Tierra se presenta con su máximo esplendor y con todas sus virtudes…

Agua, tierra, viento, fuego… Seres fantásticos, demonios, brujas, “dones d’aigua”… Guirnaldas trenzadas, saltos de hogueras, bendiciones, ritos, símbolos, tradiciones… “La flama del Canigó”… Aquí y en muchas partes del mundo. Pero ¿qué significado tienen los petardos y cohetes? ¿Por qué tantos petardos y cohetes indiscriminadamente? ¿No se han convertido en demasiado vulgares y previsibles todas las verbenas de esta noche mágica?

¿Algún humano nos puede explicar a todos los perros “maltratados por el ruido”   porqué, en una sola noche, se han consumido en Catalunya 20 toneladas de pólvora? “Una noche tranquila” -anunciaron ayer los medios. Aunque 255 personas hayan recibido asistencia médica, 15 con quemaduras graves, 74 han sufrido amputaciones y 42 con lesiones oculares… Y, para mayor tristeza, la mayoría han sido niños. Me pregunto si los humanos están bien de la cabeza…

Por desgracia, la irresponsabilidad de algunas personas, nos afecta muy mucho a los collies, que tenemos una sensibilidad auditiva muy superior a los humanos y por lo tanto los petardos y cohetes nos afectan en mayor grado. Nos crean confusión, desorden, agitación, pérdida de armonía y equilibrio. Aumentan nuestras pulsaciones, se modifica el ritmo respiratorio, se produce tensión muscular y presión arterial, perdemos agudeza de visión…
 
Perla y Jolie, nerviosas debajo del sofá
Yo pasé la noche aislada con mis 6 hijos, escuchando música de Eyna para relajarme. Los cachorros apenas tienen un mes y no se enteraron de nada. Su oído aún no está suficientemente desarrollado. El resto de la manada tenían la opción de entrar en casa y así lo hicieron la mayoría, menos las tres más jóvenes, Swan, Lassie y Ara, que se quedaron fuera a jugar sin importarles los petardos. Cap, el más viejo, tampoco se movió de su lugar habitual porque su oído está ya muy gastado para oír lo que no quiere oír.

“Por San Juan, es la fecha del año en que se pierden más perros, que huyen presos de pánico –me explicaba Cristina. Algunas de estas huidas las provocan los graciosos de turno que lanzan petardos en los jardines o en las puertas donde hay perros. Desgraciadamente tenemos imbéciles por todas partes”.

Ha pasado San Juan, pero habrá otras fiestas en las se utilizará también pirotecnia y volverá el mismo problema: el miedo de la mayoría de los perros a los petardos. Es una gran cantidad de estímulos sonoros y luminosos a los que no todos los perros están acostumbrados. Para poder ayudarnos, los humanos nos habéis de comprender, ya que el simple desconocimiento de lo que nos pasa y una mala intervención, nos puede generar más efectos contraproducentes.

“Reñir a vuestro collie porque tiene miedo –continúa Cristina, es absurdo y cruel. No está haciendo nada malo, no lo hace a propósito: tiene miedo. Y cuando uno tiene miedo, no controla lo que hace, solo sufre. Tampoco es una buena opción aplicar una terapia de shock. Es decir, no penséis que para eliminar ese miedo sea bueno llevar al collie al medio de los petardos para ver si así se le pasa. Será peor y será él quien entre en un estado de shock”.


Los estruendos que se lanzan durante las fiestas, se repiten todos los años y en todos los países. Sin duda, es la cultura del ruido que predomina en la mayoría de la gente. Si se dice que el silencio da salud, el ruido descontrolado produce stress, afecta los nervios y produce sensación de malestar. ¿Qué humano puede pensar constructivamente en medio de ese caos? Qué pocas personas saben disfrutar de ese don universal que es el silencio. Los humanos vivís en medio del estruendo. Construís el entorno ruidoso porque teméis enfrentaros al silencio que os obliga a encontraros con vosotros mismos, a ir a vuestro interior. Como dijo Soren Kiergaard, “Solo una persona que sabe permanecer esencialmente en silencio, sabe hablar y actuar esencialmente. El silencio es la esencia de la vida interior”.

En medio de esta cultura del ruido en que vivís las personas, los collies os podemos ofrecer momentos de silencio, un encuentro nuevo con lo más hondo de la vida que os posibilite también un encuentro profundo con los demás. Las personas, cada vez más, necesitáis espacios de silencio, lugares donde se pueda percibir la sabiduría del recogimiento, la armonía de lo esencial, la quietud del espíritu, el ritmo sosegado, la vida en profundidad. Ahí nos tendréis siempre, porque los collies somos de vida interior.


miércoles, 4 de junio de 2014

UN OÍDO MUY FINO

El parto fue ideal, rápido y sin sufrir. Tres machos y tres hembras, perfecto. Han pasado doce días y yo me encuentro de maravilla, relajada y feliz. Todo marcha según lo previsto y los cachorros están creciendo muy bien y sin problemas. Maman y duermen, duermen y maman. Así están de gordos y lustrosos. Y yo hecha una madraza, que casi no me reconozco.

Ayer fue un día muy importante en la vida de mis cachorros. Por primera vez abrieron los ojos y los oídos. Bienvenidos a un nuevo mundo de sensaciones. Hasta ahora sus percepciones se basaban únicamente en el tacto y en el olfato, los únicos sentidos desarrollados con los que nacemos, como ya expliqué en dos posts el año pasado (“TACTO, EL GRAN OLVIDADO DE NUESTROS SENTIDOS” y “BUEN OLFATO:SIEMPRE LA MISMA TETA”)


Hoy voy a dejar el sentido de la vista para otro post, y os voy a contar algo sobre EL OÍDO, un sentido, para los collies, tan privilegiado como el olfato. Los dos constituyen durante la etapa de cachorros unos valiosos auxiliares a los que recurrir en cada momento. Y luego, en la edad ya adulta, cuando los sentidos han alcanzado su máxima plenitud, serán tan importantes, que consideramos que con estos dos sentidos solamente, un collie podría desenvolver su vida.

La capacidad auditiva ha sido nula desde que nacieron los cachorros, pero a partir de hoy, irá evolucionando hasta perderse en límites insospechados. Un cachorro, al nacer, es incapaz de captar ruidos. Su membrana timpánica necesita unos días para aclimatarse a la presión atmosférica del nuevo mundo al que ha llegado, es decir, endurecerse lo suficiente para no ser destrozada por las presiones.

A los 11-12 días ya abre los oídos y recibe las primeras sensaciones sonoras, pero no sabe medirlas ni analizarlas, por esa razón desconoce su procedencia y no se orienta nada más que con la ayuda, como ya conté en los posts antes mencionados, del tacto y del olfato. A medida que van transcurriendo los días, la sabia naturaleza va educando el oído, y poco a poco, va apareciendo la orientación por localización de la procedencia del sonido. A pesar de que el cachorro de un mes oiga ya perfectamente, su capacidad auditiva no será nunca la del cachorro de cuatro meses, ni la de éste será la del de seis, que consideramos es la edad en que ya alcanza su pleno desarrollo auditivo, que luego irá perfeccionando cada vez más hasta llegar al verdadero análisis de intensidades, frecuencias y aislamiento de sonidos, con lo que al llegar al año será capaz de reconocer el ruido del motor del coche de su familia humana entre miles de coches idénticos.

No obstante, la intensidad del sonido, cuando rebasa los límites normales para ser captada por el oído sin producir sensación molesta, según la edad del cachorro, puede producir una serie de trastornos de orden fisiológicos y también dentro del campo emocional. Por eso, al cachorro, hay que ir incorporándolo al mundo de los ruidos con la máxima precaución y acertada dosificación.

La capacidad auditiva de los collies supera por mucho a la de los humanos. Es por ello que en ocasiones ladramos, porque podemos detectar infinidad de ruidos, sonidos y movimientos por medio de nuestro oído, imposibles de detectar para una persona. Y no sólo registramos sonidos cuando estamos despiertos, también podemos hacerlo cuando dormimos. Aunque estemos profundamente dormidos, podemos detectar cualquier sonido extraño en seis centésimas de segundo y despertarnos en el acto.

A su vez, nuestras orejas tienen mayor movilidad. Cada una de ellas cuenta con diecisiete músculos diferentes, además de una compleja red que posibilita cambiarlas de posición y localizar la procedencia del sonido. Podemos moverlas hacia arriba, hacia abajo, inclinarlas, que den vuelta, etc. Incluso podemos hacer estos movimientos con una sola oreja por separado. Todo esto nos permite tener una audición mucho mayor, ya que nuestra oreja se convierte en una especie de radar que almacena y clasifica las distintas vibraciones, amplifica el sonido y lleva directamente a nuestro cerebro esas ondas sonoras para convertirlas en información y estímulos.

En la edad adulta, los collies tenemos un sentido del oído tan agudo que nos permite percibir sonidos muy débiles que son totalmente inaudibles para las personas. Dicen que el hombre capta entre 16.000 y 20.000 vibraciones sonoras por segundo, mientras que el collie percibe entre 70.000 y 100.000 vibraciones. Los collies, por ejemplo, podemos oír una tormenta que esté a 15 Km., cosa totalmente imposible para el ser humano.


Las familias que van a acoger a mis hijos, deben saber que los collies somos muy sensibles a los distintos tonos de voz. Ante tonos tranquilos y relajados, la respuesta del cachorro será positiva. Por tanto, las órdenes para educarlo, no han de ser levantando la voz o gritándole. Hay que utilizar una voz suave, clara y concisa. Para que el cachorro no haga oídos sordos, siempre palabras dulces. 

Estos hermosos cachorros que ahora duermen plácidamente sin enterarse de nada, acabarán teniendo un oído muy fino. Antes de incorporarse a su nuevo hogar, yo les susurraré uno a uno: “Podrás elegir qué frecuencias escuchar y qué frecuencias ignorar, es un don que la naturaleza nos ha otorgado a los collies. Con esta habilidad, deberás acostumbrarte a ignorar muchos de los sonidos que se producen en el hábitat de los humanos. Aprender a “no oír” te ayudará a evitar el estrés y a ser más feliz”.