miércoles, 21 de mayo de 2014

ESTOY DE PARTO

La maternidad es uno de los fenómenos más fascinantes de la naturaleza. Mi segundo embarazo ya llega a su fin y esta vez no lo he pasado tan agobiada como en el primero. He estado más relajada y ahora estoy muy ilusionada. Sé que mi estado de ánimo influye en los cachorros que he estado gestando. Está demostrado que una madre sometida a estrés, puede tener un parto difícil y parir cachorros más nerviosos. Por eso mi familia humana me facilita las cosas y me trasladaron, hace ya quince días, a la zona de cría, un lugar tranquilo, sin ruidos, alejado de las algarabías de la manada. Aquí tengo un ambiente más favorable y dispongo de un lugar resguardado y con espacio suficiente para parir.



Además, me han dejado el ordenador portátil para escribir este post, porque escribir me relaja. Y estaba pensando que al ritmo que va la humanidad, pronto se verá nacer a los niños con un teléfono en las manos. Aunque eso ya lo han superado las nuevas generaciones de collies, porque ayer recibí un mensaje (“whatsapp”, creo que le llaman los humanos), de uno de mis cachorros que van a nacer. Me decía:   

Faltan unas pocas horas hasta que nazcamos, pero, para que estés tranquila, queremos decirte que por aquí dentro todo va bien.
Aquí en tu barriga, en general, se vive muy bien. Por suerte no vemos ni oímos las tonterías del mundo exterior. Vivimos flotando en el líquido amniótico donde no tenemos que preocuparnos por comer, ni por respirar, ni por nada en especial. Al principio nos asustaban tus galopadas, pero últimamente te has tranquilizado y nos gusta cuando caminas y te mueves con suavidad porque así nos meces, nos acunas…
Somos unos cuantos y grandotes. No tenemos mucho espacio, pero no nos molesta en absoluto porque estamos en posición fetal, es decir, con las patas flexionadas, que es como más cómodos estamos.
Dentro de nada tu útero se pondrá en marcha contrayéndose de manera rítmica para ir acompañándonos a todos, uno tras otro, poco a poco, al exterior.
Ya tenemos ganas de salir para conocerte, pero antes nos hemos de poner de acuerdo para hacer una fila bien hecha y poder salir ordenadamente. Todos a la vez no cabemos.
Una vez fuera vas a tener trabajo, pero tú ya tienes experiencia y puedes con todo. Por nuestra parte, mientras tú nos vas lamiendo, prometemos esperar pacientemente hasta la salida del último. Luego empezaremos a querer chupar algo y activaremos nuestro tacto y nuestro olfato. Empezaremos a reptar y a desplazarnos, buscando alguna de tus mamas. Tú estate quieta, por favor, y facilítanos estos primeros pasos tan importantes para nuestra existencia. Al ponernos en contacto contigo, tu cuerpo sabrá que estamos ahí y empezará a segregar oxitocina en gran cantidad para contraer tu útero y hacer emanar de tus mamas las primeras gotas de calostro. (¡Qué sabia es la naturaleza!) Entonces todos mamaremos y lo haremos bien, porque el calostro será vital en esos primeros momentos.
Todos deseamos estar contigo, porque imaginamos que tú también quieres que salgamos de una vez. Tenemos muchas ganas de quererte y muchas ganas de sentirnos queridos. Y tenemos mucha curiosidad por conocer a los “humanos”…

Los humanos… ¿Podré complacer a todas las familias que esperan un cachorro? Puedo adivinar los cachorros que llevo, pero desconozco su sexo y el color de su pelo. Las collies somos inteligentes por naturaleza, pero aún no sabemos cómo seleccionar el sexo de una camada. Ojala la repartición de sexos sea la adecuada.



El parto será inminente. Mis sentidos acumulan nuevas sensaciones, cada vez con mayor intensidad. He perdido el apetito y hace horas que no como nada. En estos momentos estoy incómoda, me tumbo, me incorporo, me siento... cambio constantemente de postura. No puedo evitar rascar frecuentemente el suelo o la pared. Tengo pérdidas y me lamo la vulva. Estoy jadeando cada vez con más insistencia. Salgo fuera con deseos de orinar o defecar, pero no. La presión de los cachorros me confunde y vuelvo a entrar.

En una mesa observo un montón de toallas limpias, unas tijeras sin punta bañadas en alcohol, un frasco de mercromina, una caja de guantes de latex desechables… Mi familia humana está preparada. Me tranquilizan, me hablan suavemente dándome ánimos y me acarician… Me ponen el termómetro. Mi temperatura corporal ha descendido un grado.

“Prou d’ordinador, NINA. Estàs a 37 graus” –me dicen

Ya está. Se acabó la espera. Nuevas vidas se están abriendo camino... En menos de 24 horas estarán aquí. Todo irá bien. Tengo buenas vibraciones.