viernes, 30 de septiembre de 2011

CONCIERTO NOCTURNO

De todos es conocido el aullido de nuestro “hermano” el lobo. Un aullido que siempre ha estado envuelto por un halo de misterio, de enigma, de leyendas...

Los lobos usan su aullido para comunicarse, para llamarse, para señalar su territorio, para atraer a las hembras, para ahuyentar machos, para tranquilizar a sus crías… Pero su aullido también es música. Por eso nos ofrecen sus conciertos nocturnos rompiendo la noche, llenos de sentimiento, entre pausas y sostenidos, individuales o a coro, repletos de vida…


Los collies también aullamos. Ladramos más y aullamos menos que los lobos, pero también montamos nuestros conciertos nocturnos a base de aullidos, sobre todo en épocas de celo. Así está ocurriendo desde hace unos diez días en casa, con Amy y yo en pleno celo. En un extremo de la finca está mi padre Cap, en el otro, Ness. Y en el centro, Amy y yo, totalmente aisladas porque en esta ocasión nos toca abstinencia.

Aullar no es una de nuestras mejores habilidades, pero estas noches de luna nueva nos invitan a cambiar la rutina diaria. No me atrevo a precisar si  nuestros aullidos son una señal puramente sexual o, más bien, un deseo de estar juntos, una actitud de rebeldía por un aislamiento impuesto, por nuestra libertad recortada…

El concierto siempre lo empiezan ellos, los machos, con aullidos largos y desgarrantes, que nos suplican: "Reúnete conmigo"…
Nuestra respuesta es un aullido prolongado y sonoro: "Estoy aquí. Yo no puedo ir. Ven tú conmigo”...
De vez en cuando añadimos un aullido entrecortado: “Me siento sola”…


No hay tristeza en estos aullidos. Los vamos repitiendo y combinando. A veces, en la lejanía, se unen los aullidos de otros perros. Es un concierto nocturno que resuena por todo el valle. No tenemos público, no hay aplausos, no molestamos. En torno a nosotros solo se ven las sombras que la noche desparrama por el bosque. Aullamos por placer, aullamos por necesidad, porque aullar nos descarga las tensiones, nos relaja.

¿Por qué no probáis de aullar los humanos?

Además de una terapia, aullar tiene algo de ritual, de regreso a vuestros orígenes salvajes, de comunión con el medio... Aullad y vuestras tensiones, vuestras inseguridades, vuestros miedos… desaparecerán.

Haced una prueba, pegad un aullido muy fuerte y veréis como os sentís mejor… Aunque vuestros vecinos piensen otra cosa.



viernes, 23 de septiembre de 2011

NARIZ CALIENTE

Ayer fui al veterinario. Como nuestra veterinaria siempre viene a casa a ponernos las vacunas, creo que es la segunda vez que yo voy a su clínica. Y no fue por enfermedad, sino para acompañar a mi padre Cap. Ha cumplido 10 años y le hicieron una analítica de semen. Y como yo estoy en pleno celo, necesitaban mi presencia para facilitar la extracción.

Mientras esperábamos en la sala de espera, llegó una señora exaltada con un perro en brazos y gritando que su perro estaba enfermo, que tenía mucha fiebre, porque tenía la nariz caliente y seca...
 
Nuestra familia la dejó pasar, parecía una urgencia grave. Pero, de grave, nada. Salió enseguida y pidió disculpas. Luego, nuestra veterinaria comentó:

-          Si la gente se acostumbrara a utilizar el termómetro… Por un lado, nos ahorraríamos visitas innecesarias, y por el otro, podríamos detectar a tiempo problemas graves.


“Nariz caliente”. Esta forma de valorar la temperatura corporal que tienen algunas personas no es de fiar y conduce a errores y preocupaciones innecesarias.

¿Por qué no utilizar un termómetro? Hoy en día existen los termómetros digitales, rápidos, precisos y fáciles de usar. La medición se realiza por vía rectal (por el ano, eso que los collies conocemos como culo). La punta del termómetro se lubrica con vaselina para permitir una penetración suave que no nos lastime y nos incomode lo menos posible. Se introduce un par de centímetros en el culo y se espera a que suene la alarma. Luego se retira suavemente y se procede a su lectura.

Nuestra temperatura rectal suele ser de 39 grados centígrados, con una variación "aceptable" de 0,5 por encima o por debajo. La fiebre consiste en la elevación de esa temperatura por encima de 39,4º C. Por supuesto que nos tenéis que poner el termómetro cuando estemos calmados y en reposo, y no después de correr y jugar.

-          La fiebre en los perros –prosiguió la veterinaria- al igual que en los seres humanos es uno de los primeros síntomas que nos alertan de que algo está pasando en la salud de nuestro perro. No es una enfermedad, es sólo un signo o síntoma de otra cosa, como por ejemplo enfermedades infecciosas, inflamaciones, dolor, enfermedades tumorales, etc.


¿Por qué nos han de poner el termómetro en el culo?
Nuestro cuerpo presenta temperaturas distintas y la temperatura rectal es la más representativa de nuestro interior y también es la más estable.
Hay que tener presente que la temperatura corporal está sometida a variaciones normales y puede variar unas décimas: aumenta durante el día y desciende por la noche. Y los collies jóvenes tienen mayores variaciones de temperatura que los adultos, con mayores fluctuaciones diurnas.

-          Ante un incremento de la temperatura, NUNCA hay que administrar ningún tratamiento sin consultarnos a los expertos. La fiebre es una defensa del organismo ante inflamaciones e infecciones y siempre debe ser el veterinario el que averigüe sus causas.


-          Si la fiebre supera los valores normales y además el perro presenta decaimiento, vómitos, diarrea, heridas o secreciones en los ojos o la nariz, estamos ante una situación que requiere de la atención de un veterinario. No hay que esperar más. Hay que ir a la consulta del profesional, para que investigue cuál es la causa de la fiebre y determine el tratamiento apropiado.

Por suerte para los humanos que nos cuidan, los collies tenemos un “termómetro” incorporado para avisaros cuando estamos enfermos: nos cambia bruscamente nuestro carácter, nuestra manera habitual de actuar. Si nos encontráis en esta situación, si nuestra mirada es aún más triste, si estamos inactivos… ponednos el termómetro de verdad. Y si marca 39,5 grados no nos deis ningún medicamento, agua y al veterinario más cercano.

lunes, 12 de septiembre de 2011

EL HOMBRE DE LAS GAFAS DE SOL

Ayer tuvimos una visita que alteró por unos momentos la paz de la manada. Aunque yo me encuentro aislada del grupo porque estoy en pleno celo, pude seguir perfectamente todo lo que pasó. 

Una pareja joven vino a vernos en moto. A los collies no nos gusta el ruido de las motos y los ladridos fueron generales cuando la moto se detuvo delante del portal de casa. Cuando apagaron el motor, se acabaron los ladridos. Tocaron el timbre y nuestra familia abrió la puerta. Una chica joven, de baja estatura, avanzó hacia los primeros collies del grupo, evidentemente las más jóvenes, Nina, Perla y Kimba, que la recibieron con gran alegría, para satisfacción de la joven, cuya ilusión desde niña era tener uno...

Minutos más tarde, su acompañante, un hombre con gafas de sol, se acercó y entonces Ness estalló en ladridos agudos, con los ojos redondos, las pupilas dilatadas y los morritos ofensivos… Amy hizo lo mismo, y Kimba, y Weiss, y Venus, y yo misma… hasta la pequeña Nina, con apenas 6 meses, dejó de jugar con la chica y se puso a ladrar.

Nuestra familia reaccionó rápido y le dijeron al chico, que se había quedado quieto como una estatua:

- ¿Puedes quitarte las gafas de sol, por favor?

Se quitó las gafas y todos nos fuimos calmando poco a poco.



En general, los collies somos desconfiados por naturaleza con las personas desconocidas, y solemos ser más desconfiados con los hombres que con las mujeres. Según las circunstancias, algunos collies podemos reaccionar relajados cuando se nos aproxima una persona y con unos ladridos nerviosos, incluso agresivos, cuando se nos acerca otra.

En este caso, la chica era bastante más baja que el chico y caminó hacia nosotros con las manos pegadas al cuerpo y con una cara que irradiaba alegría. Muy bien. Él, en cambio, apareció gesticulando con las manos, caminando torpemente y… con gafas de sol. Además no le gustan las mascotas. Mal para ir al encuentro de unos perros que no te conocen. Las gafas de sol nos parecen enormes ojos oscuros con pupilas totalmente dilatadas, que nos dan un miedo especial. Cuando se sacó las gafas nos dejamos acariciar, aunque él no nos hizo ni caso.

Ness y Kimba, en guardia, en la playa nudista del Borró

Entonces recordé un caso similar que me comentó Kimba. Fue este invierno en una excursión junto a Ness por un camino de ronda del Norte de la Costa Brava, cerca de Llançà. Ness y Kimba seguían el camino que une las diferentes calas del Borró, un área nudista. Evidentemente en invierno las playas están vacías, pero ese día de finales de enero hacía un buen sol y de repente apareció de frente un hombre totalmente desnudo con una gorra en la cabeza y… gafas de sol. Ness se detuvo, levantó los labios, enseñó los dientes y empezó a gruñir. Kimba, en un principio, pensó  que a Ness no le gustaba “aquello” que colgaba, hasta que se dio cuenta que no había para tanto. Kimba también se puso en guardia al observar que el “extranjero” llevaba puestas… gafas de sol.



Las gafas de sol hacen imposible leer la expresión de los ojos de una persona. Así como nuestros ojos son un excelente centro emisor de información y de sensaciones, sobre todo para nuestr@s dueñ@s, también los ojos y la cara de los humanos nos transmiten a nosotros muchísima información.

Las personas que han tenido o tienen un collie saben muy bien la cantidad de información que somos capaces de conseguir de su cara. Los collies podemos conseguir mucha información mirando a la cara de un individuo. Lo que vemos en ella puede que no siempre sea un reflejo exacto de lo que se le pasa por la cabeza y es posible que sólo nos dé parte de la totalidad, pero el estudio de las caras de las personas es una de las mejores maneras que tenemos para recoger información sobre el mundo que nos rodea. Por eso nos molestan tanto las gafas de sol.

Una de las razones por las que algunas personas dicen mantener unas relaciones alucinantes con su collie, es por nuestra confianza compartida en las expresiones faciales durante las interacciones sociales. Estas expresiones son ventanas a nuestras emociones más básicas. Como decía el Sr. Darwin hace mucho tiempo: “las emociones básicas de miedo, ira, alegría y rechazo son iguales en las caras de los perros como en las de los humanos”

No hay secretos para nosotros. La expresión de la cara es muy difícil que nos engañe. Porque los músculos de la cara son difíciles de controlar de manera consciente: las cejas pueden cambiar un poquito cuando las personas sienten preocupación, enfado o miedo, pero no se pueden realizar grandes movimientos de forma consciente como, por ejemplo, mover un brazo. Y todas esas expresiones o movimientos de la cara, no podemos interpretarlos adecuadamente en una persona desconocida, si lleva puestas… gafas de sol.