jueves, 29 de octubre de 2015

EN LA FERIA

Hoy es San Narciso y Girona está de fiestas, “les Fires de Sant Narcís”, la fiesta grande de Girona. En pleno otoño, la temperatura de la ciudad parece subir un poco con la alegría de “gironins i gironines” y de la gran cantidad de visitantes que no quieren perderse esta fiesta.
Hay propuestas para pasarlo bien en cualquier rincón de Girona, pero el centro neurálgico está en “la Devesa”. Éste es el nombre del parque que ocupa 40 hectáreas de terreno en plena ciudad de Girona. Está compuesto por más de 2.500 “plataners”, algunos centenarios y con más de 60 m. de altura. Es el pulmón de la ciudad y aquí es donde están instaladas las atracciones de los feriantes y la Feria Comercial.


Ayer, al pasar por Girona después de visitar a mi hermano Gory, mi familia humana decidió ir a comprar castañas a la feria y les acompañé. Aunque el verano sigue invadiendo el otoño y apenas hace frío, la humareda y el aroma inconfundible, nos indicaba que se siguen asando castañas. Un poco de carbón, una rejilla de hierro donde asarlas y un papel de periódico para hacer el cucurucho y meterlas dentro, es todo lo necesario para disfrutar de ellas. 

Yo me sentí incómoda con tanto estruendo, luces, sirenas, bullicio, gritos... Esto no es para mí, acostumbrada a la tranquilidad del campo.

De pronto observé a una pareja joven tirando de un cachorro de pastor alemán aterrorizado: cuerpo agazapado contra el suelo, orejas hacia atrás, rabo entre las patas, tensión corporal…
Cuando nos acercamos y mi familia les preguntó qué pasaba, contestaron: “No le pasa nada. Pensamos que éste sería un lugar estupendo para socializarlo”.

A mí no me parecía un lugar tan estupendo y no creo que el cachorro opinase diferente. Sam, así se llamaba el cachorro, tenía tanto miedo que temblaba. Rodeado de un montón de personas ruidosas y niños gritones que le lanzaban la mano para tocarlo, el pobre cachorro estaba superado. Estaba aprendiendo, sí, estaba aprendiendo a tener miedo mortal a las personas.


Por desgracia es una escena que las personas que adquieren un cachorro, provocan con las mejores intenciones. Hay cachorros que se traumatizan por no entender lo que significa un proceso sano de socialización. En vez de exponer al cachorro a diferentes entornos y situaciones de forma gradual, éste puede acabar traumatizado al lanzarlo a situaciones aterradoras que lo superan.

Un período sano de desarrollo no significa cualquier tipo de exposición, sino de una exposición que les permita a los cachorros aprender cosas sobre la vida a su propio ritmo.

Un buen plan de socialización debe estar diseñado para prevenir las experiencias traumáticas, no para crearlas. Hay que tener esto en cuenta al llevar al cachorro a según qué lugares. Lo ideal es buscar un equilibrio entre una gran cantidad de exposición y estimulación y una sensación de seguridad. El equilibrio correcto dependerá de la predisposición genética del cachorro y los estímulos (entorno enriquecido) recibidos durante su desarrollo.

La ignorancia de algunos propietarios de perros es determinante. La falta de una socialización suficiente y adecuada, es la causa que más frecuentemente da lugar a perros miedosos. La joven pareja propietaria del pastor alemán se puso muy nerviosa y el chico hizo lo que nunca se debe hacer: castigar a un perro que tiene miedo. Hacerlo, además del que ya tiene, es añadir el miedo al castigo y será peor. Luego, la chica, para arreglar la situación, cometió otro grave error: acariciar e intentar calmar al perro. Esta actitud con un perro asustado, sólo consigue reforzar su conducta miedosa.


Al final, la pareja cogió en brazos a su cachorro y se fueron. Nosotros también, pero antes había que comprar las castañas. ¿Para qué tan calentitas, si el tiempo es primaveral? Cada mes tiene una imagen, un aroma o un color. Noviembre llega con olor a castañas asadas y espero que llegue también el otoño. ¿O es que este año ya no habrá otoño y pasaremos directamente al invierno?



martes, 20 de octubre de 2015

EUTANASIA

Eutanasia (del griego «euthanasía», que significa «buena muerte») es la acción u omisión que acelera la muerte de un paciente desahuciado, con la intención de evitar sufrimiento y dolor.
(Wikipedia)

Hace unos días estaba dormitando dentro de casa, hasta que una noticia de la televisión me llamó la atención. Unos padres humanos de Galicia pedían que dejaran morir a su hija desahuciada. Me impresionó Estela, la madre de Andrea, cuando decía: Es un acto de amor dejarla ir en paz y sin sufrir”. Admirable la demostración de amor y humildad, de aceptar el perder físicamente a su hija, y desde sus corazones dejarla ir... "La eutanasia no es matar a nadie, es un acto de amor", afirmaba, poco después, el filósofo Javier Sádaba.



Creo que es un tema muy delicado entre los humanos y que suscita muchas controversias. Salvando las distancias, esta noticia despertó mi interés de collie, porque hace unos meses viví una experiencia muy dura, con fuertes discusiones entre los miembros de una familia humana por la muerte de su collie enfermo, claramente desahuciado. Yo no lo entendía muy bien hasta que ayer volví a vivir muy de cerca una situación similar con una persona muy próxima, amiga de la familia, que se negaba a “dormir” a su collie de 14 años y en un estado lamentable. No quería ir al veterinario porque ya sabía qué le diría. Al final cedió y mi familia humana y yo la acompañamos. Me pareció un gran veterinario y mejor persona.

“Hemos agotado todas las alternativas y sabemos que ya no hay nada más que hacer” –le dijo con firmeza. “Sé que es duro, pero en esta situación es mejor ayudar a morir que ayudar a vivir. La eutanasia es un regalo de amor a tu amigo incondicional, con el que has pasado tan buenos momentos”. Grandes sollozos de mi amiga humana interrumpían al veterinario. “Si tanto lo quieres, no dejes que siga sufriendo”.

Luego le explicó en qué consistía el procedimiento y le dijo que su collie no tendría ningún dolor ni sufrimiento, que la inyección le produciría una parálisis cardio-respiratoria en cuestión de segundos.

Sin duda la decisión más difícil y dura para aquel que comparte su vida con un collie es la relacionada con la eutanasia. Decidir si ha llegado el momento de que tu mejor amigo deje esta vida no es nada fácil, como tampoco lo es saber cuán grandes son los dolores que sufre por enfermedad o vejez.

“Eutanasia –nos contó el veterinario- quiere decir muerte sin dolor ni sufrimiento, muerte suave y sin agonía. Particularmente, para aconsejar la eutanasia, yo suelo aplicar uno de estos tres criterios (a veces los tres a la vez): enfermedad terminal, vejez extrema, animal gravemente herido (accidente). Estas tres situaciones tienen algo en común: calidad de vida del animal = cero. Pero, atención, no es nada más que una referencia mía personal y no quiere decir que haya que sacrificar a todo animal inmediatamente si se presenta uno de estos eventos. El único con capacidad de evaluar cada caso en particular es tu veterinario”.



La eutanasia, por tanto, solo se recomienda cuando el collie es víctima de una enfermedad sin cura, si persisten dolores intratables o su calidad de vida es nula. Aún así, entiendo que a los humanos, la ética y la moral os puede hacer sentir culpables, pero en realidad, si el caso se debe a los anteriormente mencionados, le estáis dando a vuestro collie una vida y una muerte digna.

La muerte es una parte natural de la vida y los collies no somos una excepción. Aunque tengamos una vida sana y feliz, en la mayoría de los casos moriremos antes que nuestra familia humana. Cuando llegue ese momento, la familia humana debe estar preparada. No sólo reconocer los signos del declive de salud de tu collie te ayudará a prepararte para la muerte, sino que también puedes comenzar a pensar en el difícil proceso de tomar la decisión de la eutanasia. Es duro pensar en sacrificar a un perro querido, pero podría ser la opción más compasiva, y es importante que conozcas las señales, antes de que tu collie tome una decisión que no te va a gustar: huir. Mi abuela Jolie me contó que algunos collies, cuando sienten que llega su hora, se marchan a morir solos para evitar que su familia humana sufra la pena de verlos en ese estado y de esta forma conservan su dignidad.

La decisión de practicar la eutanasia con tu collie, debes consultarla siempre con el veterinario. No va a resultar fácil ni para él ni para ti, pero debes pensar en todo momento en lo mejor para tu collie y no en tu soledad.


Acompaña a tu collie en su último momento. Si egoísta es alargarle la vida cuando está sufriendo mucho sin ninguna oportunidad de mejoría, únicamente para seguir manteniéndolo a tu lado, también eres egoísta si no estás junto a él en ese momento crucial diciendo no quiero verlo”. No va a ser fácil, pero debes estar junto a él, acariciándole. Él estará mucho más tranquilo si no le abandonas en su último viaje. No permitas que pase por ese momento solo, porque luego te arrepentirás de no haber estado a su lado.