lunes, 29 de agosto de 2011

EL VIAJE DE MI VIDA

Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría…
La vida es bella,
ya verás como, a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.
(José Agustín Goytisolo).

Ghost está feliz en Perú. Hemos visto muchas fotos y nos consta que se está adaptando muy bien. Se está cumpliendo aquello que su abuela Jolie le tatareaba: “La vida es bella, ya verás como, a pesar de los pesares, tendrás amor, tendrás amigos”.

Antes de partir me dijo que nos explicaría las peripecias de su viaje y aquí están.  Como se puede observar, para él casi todo ha sido “la primera vez”: ver un chico tatuado y con percing, el sonido de un despertador, pasar un control de policía, subirse a un sofá, dormir en una cama…y, sobre todo, viajar en avión a un país desconocido y ser acogido tan bien. Ha sido un viaje de 11.000 km. y 6 días de duración. Por eso lo ha titulado EL VIAJE DE MI VIDA.

El día 25, Ghost cumplió 6 meses

Querida Kit,

Tal como te prometí, te escribo para contarte cómo fue mi viaje hasta el Perú. Tú bien sabes que el viaje era lo que más miedo me daba de toda esta aventura, sobre todo el viaje en avión. ¿Te acuerdas cuando mi madre Amy me hacía mirar al cielo cada vez que pasaba un avión y me decía: “Ahí irás tú”?

La salida de casa ya la conoces. Fue un drama, pero yo me hice el fuerte y me acordé de las palabras de mi abuela Jolie: “Tú estás hecho para las lejanías”. 

En el trayecto hasta Girona, me dejaron libre en el maletero, para que empezara el viaje más relajado. En los asientos traseros pusieron el transportín. Eso me permitió mirar hacia atrás y os vi a toda la manada allí, sentados, en silencio. Vi lágrimas caer sobre vuestros pechos mientras se cerraba el portal y a lo lejos se ponía el sol. No fue un mero pensamiento el que dejé detrás de mí, sino un trozo de mi corazón enternecido.

El viaje fue corto, apenas unos 20 minutos, hasta la oficina de MRW. Yo en silencio y mi familia también. Rellenaron los papeles y entregaron la documentación. La despedida ya te la puedes imaginar y prefiero no explicarla. El amor solo conoce su verdadera profundidad cuando llega la hora de la separación.

Me pusieron en el canil y se fueron con los ojos llorosos. Así de simple, pero muy complicado para el corazón.

Me subieron a un furgón especialmente diseñado y acondicionado para el traslado de mascotas, con climatización controlada vía software, que marcaba 22º. La temperatura exterior era de 30º, en uno de los días más calurosos del año.

Al cabo de una hora llegamos a la Plataforma Operativa de MRW de Barcelona. Allí me trasladaron a una sala de espera acondicionada, dónde había otros perros. Ninguno salió de su transportín y no pude saber de qué raza eran. Una simpática veterinaria nos supervisó a todos durante las horas que estuvimos esperando. Al cabo de unas horas me subieron a un furgón idéntico al primero, en dirección hacia Madrid. El trayecto duró más de siete horas. Yo me quedé dormido, a pesar de los sollozos de otros perros que viajaban en el mismo furgón.

Al llegar a Madrid me llevaron con un coche “normal” hasta casa de Marc. Durante el trayecto, el mensajero me fue hablando cariñosamente para tranquilizarme. Me sorprendió su dulzura para con un perro desconocido. Al llegar a la dirección correcta, le vi por la rejilla de la puerta: un chico delgaducho, espigado, con dibujos en sus brazos y anillos en la nariz. Su aspecto no tenía nada que ver con su comportamiento. Me trató con exquisita delicadeza. “Me gustan mucho los animales y en casa tengo dos perros” –le dijo a Marc, mientras me descargaban. Le entregó la documentación y se fue.

Por fin una persona conocida. Marc me llamó por mi nombre y salí del transportín moviéndole la cola. Marc observó que el transportín estaba limpio, que no había orinado y me dejó salir a la terraza. Allí hice pipí, después de aguantarme más de 12 horas. Mi madre siempre me repetía: “Fíjate muy bien dónde haces tus necesidades”

Marc me puso agua y comida. ¡Qué bien! Por aquello del mareo, no me habían dejado comer las últimas 24 horas. “Aprofita ara per menjar el que vulguis” –me explicó Marc-, “perquè tinc ordres de no deixar-te menjar res a partir del migdia”. Comí con moderación y después de comer hice una larga siesta estirado en las frescas baldosas del piso de Marc. Al atardecer fuimos a dar un paseo. “Has d’estirar les potes” –me dijo Marc. Por la calle la gente me miraba. Algunos me llamaban “Lassie”, otros querían tocarme. Yo nunca había estado en una gran ciudad y me sentía ruborizado. Unas chicas muy guapas se acercaron a Marc y le pidieron: “¿Puedes sacarnos una foto con él?”  

Marc advirtió que cada vez me acosaba más gente y nos dimos media vuelta. Fuimos a un parque y allí sí pude estirar las patas. Empezaba a anochecer y seguía haciendo muchísimo calor. Marc me puso la correa y regresamos para casa. Por el camino me dijo: “Per què no et quedes amb mi i t’oblides d’anar-te’n al Perú?. Amb tu es lliga molt”. Entonces me acordé que tú, Kit, me habías contado que los collies somos ideales para que las personas “liguen” o establezcan relaciones sociales…

Esa noche, mi última noche en España, apenas podía conciliar el sueño. Marc me dejó fuera, en la terraza, pero seguía haciendo muchísimo calor y yo estaba incómodo. Él se fue a su habitación y yo, para llamar su atención, empecé a sollozar. No me atreví a ladrar para no ponerle en un compromiso, ya que Marc  estaba infringiendo las normas de la comunidad de vecinos. En este bloque de pisos no se pueden tener mascotas. Perros, no, pero que unos jóvenes del tercero tuviesen la música a todo volumen con las ventanas abiertas, o una pareja se discutieran a voz en grito y se oyera “¡puta!” con golpes y lloros, ¿eso sí estaba permitido?...

Seguí insistiendo y Marc me abrió la puerta. La dejó abierta por si necesitaba salir fuera a hacer mis necesidades. Se volvió a la cama y yo me fui a su habitación a lamerle la cara. El me apartaba y yo volvía, hasta que me gritó: “Prou, Ghost, tots dos necessitem dormir i a tu demà t’espera un llarg viatge”. Le hice caso, me estiré en la alfombra y me quedé dormido.

Un fuerte pitido me sobresaltó y me puse en guardia. Marc tardó bastante más en moverse. Estiró el brazo y el pitido se paró. “Sense un café no soc res”. Se levantó y se fue a la cocina. Pronto me llegó un aroma de café muy conocido. “Hem dutxo i marxem” –me dijo.

Me puso dentro del transportín y fuimos en busca de su coche. Primer contratiempo: el transportín no cabía en el maletero. Desmontó las ruedas y tampoco. 93 cm. de largo, por 65 de ancho y 68 de alto era demasiado para su pequeño coche. Mi familia pensó en un canil confortable para mí, pero nadie pensó en si cabría en el coche. Al final, Marc pudo poner el canil en los asientos traseros.


Fuimos a recoger a Jorge a su casa y partimos hacia el aeropuerto de Barajas, con suficiente tiempo para realizar todos los trámites. Jorge fue la persona que se responsabilizó de mí y que tenía la autorización de mi pasaje. Marc se informó y condujo el transportín hasta el lugar de Facturación de “bultos especiales”. “Yo soy especial, pero no soy ningún bulto” -pensé. Había una larga cola esperando que desesperó a Marc. Yo empecé a preocuparme porque no se veía ningún perro entre los “bultos”. “¿Iba a viajar solo tantas horas?” –me pregunté. “Suerte que hemos venido con tiempo” –le dijo Marc a Jorge.

Pasó más de una hora cuando el funcionario pidió mi documentación. Marc le entregó un sobre mientras le preguntaba: “¿necesita pasaporte?”. “No, el pasaporte solo es para la Comunidad Europea. Necesito el Certificado Oficial del Colegio de Veterinarios y la Cartilla Sanitaria. Para viajar el perro ha de tener más de tres meses, ha de estar vacunado y llevar microchip”. Comprobó los papeles que le había entregado Marc y dijo: “Correcto. Ahora espérese allí que vendrá un compañero para pasar por el escáner”. Marc puso cara de sorpresa, como yo. El funcionario se dio cuenta y añadió: “Hemos de saber si lleva drogas…, o diamantes…” Media hora más de espera. Vino un policía y nos invitó a seguirle. “Ha de sacar al perro de la jaula” –le dijo el policía a Marc. Otro contratiempo. Con lo bien que Marc había colocado los empapadores y el agua. Sacó el seguro de la cerradura y abriendo la puerta me dijo: “Vine, Ghost”. Salí y oí: “¡Un Lassie! ¡Qué bonito!”. Giré la cabeza y vi a dos chicas-policía detrás de una pantalla. La jaula aquí y el perro por aquella puerta” –le dijo a Marc el primer policía. Puso el transportín encima de una cinta transportadora que se lo llevó hacia las chicas-policía, que se lo miraron por la pantalla. Yo me quedé junto a Marc, sin correa, y le seguí por un marco sin puerta. Sonó una alarma. Eran las llaves de Marc. Luego me pasaron un aparato por todo el cuerpo. “Está limpio” –dijo el policía. “Vuelva a poner al perro en la jaula y puede irse. Al perro lo embarcaremos desde aquí”. Marc me dio un abrazo y me dijo: “Que tinguis molta sort, Ghost. Ets un gos encantador!” Yo, agradecido, moví la cola y le lamí las lágrimas.

Me subieron al avión. Todo el personal del aeropuerto que movió mi canil lo hicieron con mucha delicadeza y decían mi nombre. Entonces no entendí cómo sabían mi nombre. Luego supe que nuestra familia había puesto una nota informativa. Gracias a este detalle, todos me trataron muy bien. Pronto iba a dejar mi país y me sentía orgulloso por haber cumplido los consejos de mi madre: “Has de ser obediente y educado”

Sujetaron bien el canil en un compartimento separado de las maletas y me dijeron: “Buen viaje, Ghost”. Se cerraron las puertas. Unas luces quedaron encendidas y ya no hacía el sofocante calor del exterior. El ambiente estaba climatizado. Yo, para tranquilizarme, me fui repitiendo: “hay mucha gente que vuela a diario y no pasa nada”, “no voy a marearme”, “yo no tengo miedo a las alturas”, “por muchos ruidos raros que pueda oír, el avión no se va a caer”...

Primeros pasos en Perú. Al principio no quería salir del canil

Pronto oí rugir los motores, pero lo peor fue el ruido de las ruedas cogiendo velocidad sobre la pista. Creía que me iba a estallar la cabeza. Empecé a babear. ¿Es que nadie le dijo al piloto que había un collie en la bodega? Los pilotos de avión habrían de saber que los perros tenemos los tímpanos super sensibles. Y a ningún piloto le habrían de dar el título, si no sabe despegar más despacio. Por fin, mientras el canil se inclinaba, las ruedas cesaron de rodar. Los oídos me quedaron tapados y el corazón me latía muy deprisa. Al cabo de un rato, un fuerte golpe bajo el avión y todo parecía normalizarse: volvía a estar horizontal y mis oídos volvían a oír. Bebí un poco de agua. Cómo agradecí que unos días antes de partir de casa, me enseñaran a beber con este artefacto. Homologado para ir en avión, pero no se puede chupar, si quieres agua has de empujar.

Poco a poco me fui tranquilizando y me acomodé en el transportín. Mi mente se trasladó al lugar dónde nací. Recordé los momentos más felices de mi corta vida: con mi madre, con mis hermanos, con toda la manada, con mi familia humana…, pero sobre todo con mi abuela Jolie, consejera paciente y sabia, cuyas palabras son para mí una pauta a seguir: 

“Más que con la inteligencia, tú has de pensar con el corazón. Conocerás personas, otros perros, cosas, ambientes nuevos… ¡observa siempre con el corazón!. Defiende con toda tu inteligencia y todas tus fuerzas aquello que desea tu corazón. Y la regla que nunca falla para el corazón, es el amor.”

Kit, dile a Jolie que nunca olvidaré sus consejos. Y quiero que todos sepáis que no os defraudaré. Acepté el reto y no hay vuelta atrás.   

Quedaban muchas horas de vuelo y me obligué a dormir. Cuando duermo no siento ganas de orinar como cuando estoy despierto.

Un fuerte estruendo me despertó. Otra vez el ruido infernal de las ruedas. Eso quería decir que estábamos en tierra. “Espero que funcionen los frenos y paren esta locura. Y espero que estemos en Lima. ¿Y si se hubieran equivocado y me hubieran mandado a otro país?...”


Besos y abrazos en el aeropuerto de Lima
Me bajaron del avión. Hacía frío, pero no era noche cerrada como yo esperaba, después de 12 horas. Esto me sorprendió. “Seguro que se han equivocado” –volví a pensar. Pero, no. ¿Sabes, Kit? He aprendido que no es la misma hora en todos los países. Aquí en Perú son 7 horas menos que en España y eso me confundió.
En el aeropuerto de Lima los trámites fueron rápidos. Noté cómo el canil,  tirado por Jorge, se deslizaba suavemente hacia lo desconocido, un mundo nuevo que ya es mi vida.

De repente, Jorge se detuvo en medio del hall, sorprendido como yo: Ghost”, “Qué carita”, “Es un dulce”, “Ghost, mi amor”… Un sinfín de piropos de unas personas exaltadas… exaltadas de amor. Alguien abrió el canil entre luces chispeantes de las cámaras de fotografiar. Me quedé quieto, temeroso, en el fondo del canil. Necesité un tiempo para empaparme de nuevos olores, colores, voces… Pronto el palpitar de sus corazones repercutió en mi corazón y su aliento flotaba sobre mi rostro. Alguien me llamó con dulzura y con comida en la mano. Era mi pienso de toda la vida y salí. Puse en marcha mi sexto sentido (tú ya sabes, Kit, “persenex”) y sentí muy buenas vibraciones. Abrazos, besos, fotos, regalos (un peluche llamado “Parche”)… Mucho calor humano de gente sana, alegre, feliz.

Con tan buena compañía me fui tranquilizando y estuvimos mucho rato tirados por el suelo, jugando y haciendo fotos. Creo que en Perú, cuando se trata de un collie, la policía se inhibe. Y qué alegría cuando salimos al exterior y noté que en Lima la temperatura era como 20º menos que unas horas antes en Madrid. Ya sabes que a los collies no nos gusta el calor.

Llegamos a casa de Annie, donde estuve tres días. Allí conocí a Showy y Awki, dos machos Blue-Merles que me recibieron muy bien. También conocí, de lejos, otra mascota a quien llamaban ShiShi. Es la primera vez que yo veía un gato. En esta casa los collies se subían al sofá y a la cama. Yo también probé. Cansado de una jornada tan larga y emotiva, me quedé dormido junto a Annie. Me desperté porque tenía necesidad de orinar. Sin hacer ruido salté de la cama. ¿Dónde lo hago? Annie tiene un montón de macetas con plantas, pero en casa me enseñaron a respetarlas. Entonces volví a recordar las palabras de mi madre: “Fíjate muy bien dónde haces tus necesidades”. Busqué y encontré un lugar. Annie se puso muy contenta. Era el lugar adecuado.

Unos días de descanso en Lima y despedida para partir hacia Trujillo
Los días que pasé en Lima fueron muy intensos. Annie fue un flechazo y nos compenetramos muy bien. Su actitud dulce y amorosa me facilitó mucho la integración en este país. Cariñosamente me llama Rayito de Sol Español. Ella sí que es un Sol y yo me convertí en su sombra. Paseamos por el parque y corrí con sus “azules”. La convivencia con ella y sus collies sólo se vio interrumpida por numerosas visitas y sesiones de fotos. Los que no habían podido ir al aeropuerto querían verme y hacerse fotos. Se presentaban a cualquier hora y sin avisar. Yo, buena cara y a seguir el consejo de mi madre: “Has de ser obediente y educado”

Y llegó el día de mi última etapa del viaje. Vinieron a buscarme las Theres y yo no quería irme. Le cerré el paso a Annie en las escaleras y en la calle puse patas-ventosa para no moverme. Miré a sus ojos y le supliqué: “No, por favor, quiero quedarme contigo. ¿He hecho algo mal?” Ella me besó y me cargó en el coche. “Ahora debes partir  hacia Trujillo con tus otras mamis” –me susurró valiente. Pero yo sé que luego, en su casa, a escondidas, lloró mi ausencia. “Persenex” de collie.

Ghost, feliz en Trujillo, galopando tras Choco
Mi enfado duró poco. Dentro de aquel coche había mucho amor. Y yo pronto volveré a estar con Annie. Ahora me debo a las Theres. Quiero conocer sus alegrías y sus penas. Y cuando duerman, sus sueños serán mis sueños.

Me pusieron en los asientos traseros. El viaje fue largo, más de 7 horas. Aproveché para recordar las nuevas palabras que había aprendido. En este país, Kit, no conducen coches, “manejan carros”. A los collies les pueden llamar “engreídos”, “picudos”, “petisos”... Y a mí, no me acarician ni me achuchan, me “apapachan”. Iba tan relajado entre las dos Theres que creo que me quedé dormido. Pararon varias veces y en ninguna quise orinar. Tenía ganas de acabar de una vez este largo viaje.

Mi esperada llegada a Trujillo fue una encerrona muy inteligente de Théreliz. No fuimos directamente a su casa. Sus collies, con los que ahora convivo, Sirius, Orión, Mine y Zeus, nos esperaban en terreno neutral y con mucho campo verde para correr. Aquí las presentaciones fueron más fáciles. Pude correr a mis anchas con todos ellos y entablar amistad, antes de conocer mi nuevo hogar.

Trujillo está en la costa, al norte de Lima, y no hace ni frío ni calor. Es la ciudad de la primavera sin fin. La gente trujillana que he conocido es muy alegre y amable. Las Theres me tratan muy bien y aquí soy feliz.

Kit, esta es la historia de EL VIAJE DE MI VIDA. Como dice Jolie: “La vida es demasiado breve y el mundo muy pequeño. Hay que vivir intensamente cada instante”. Es lo que voy a hacer y lo que os deseo a toda la manada.

“Apapachos” para todos,

 

martes, 16 de agosto de 2011

GHOST: DESTINO PERÚ


El meu país és tan petit
que sempre cap dintre del cor,
si és que la vida et porta lluny d’aquí…
Canto i sempre em sabré
malalt d’amor pel meu país.
(Lluís Llach)


Nombre: Ghost de Cal Farré  //  Sexo: Macho  //  Edad: -6 meses 
Color: Arena  //  Peso: 18,240 k.  //  Vuelo: IB6651 Madrid-Lima
Entiende: Catalán, español y quechua


GHOST está ya de viaje. Aunque hace ya tiempo que sabe que su destino es el Perú, fue hace tres semanas cuando se confirmó que tenía vuelo y acompañante para el día 18 de agosto. Esta noche, mientras escribo este post, está viajando hacia Madrid, donde descansará 24 horas en buena compañía, antes de coger el vuelo Madrid-Lima.

Estas tres semanas de espera las ha vivido intensamente, se ha preparado y mentalizado, ha aprendido modales y ha estado hablando con toda la manada para saber más cosas. Es el primer collie de nuestra casa que parte hacia el continente americano. Las más veteranas, además de resolver todas sus dudas, le hemos animado y nos hemos congratulado de que se vaya a vivir a un país tan querido en nuestra familia como es Perú. Un país con una riqueza cultural y geográfica muy diversa, con muy buena gente y que ahora están movilizando el mundo del collie con la recién creada Asociación Peruana de Rough Collie (APERC).



La noche pasada se nos ha hecho muy larga. No sé si porque hacía mucho calor o porque era nuestra última noche con Ghost. Por la mañana todos estábamos tumbados en el porche, en silencio. El aroma del café recién hecho llegaba de la cocina y nuestra familia ha salido, como cada día, a desayunar fuera. Pero hoy han tenido que sortear nuestros cuerpos para no pisarnos. Nadie se ha movido. Sólo Ghost, que se les ha lanzado encima y ha empezado su despedida particular.

-          No ens ho posis més difícil, si us plau – le han dicho

Toda la jornada ha sido un día muy especial, sus últimas horas en casa. Aunque todos le hemos arropado, GHOST se sentía extrañamente ansioso, de un modo muy humano. La gente siempre se preocupa por lo que va a pasar. Suelen encontrar difícil quedarse inmóviles, ocupando el ahora sin preocuparse por el después. Por lo general, las personas no están conformes con lo que tienen. Les preocupa mucho qué van a tener. Los collies, en cambio, en un día canino normal, podemos quedarnos tumbados sin hacer nada durante horas sin esfuerzo alguno. Pero hoy GHOST estaba ansioso. Se sentía nervioso y preocupado, incómodo e inquieto. Daba vueltas y vueltas sin encontrar un lugar cómodo.



Por la tarde, su madre Amy le ha estado dando los últimos consejos. ¡Qué pesadas podemos ser las madres ante la partida inmediata de un hijo!

-          “¡Por qué te has de ir tan lejos!” –ha estallado Amy.

-          “Es mi destino” –le ha contestado GHOST

En casa le vamos a echar mucho de menos porque es un cachorro encantador, alegre, cariñoso, muy maduro para su edad y que se ha hecho querer por todos. Su abuela Jolie, con la que tiene una gran afinidad y con la que ha mantenido interminables charlas durante estos meses, con los ojos llorosos, le ha dicho antes de subir al coche:

-          “Sé feliz, querido. Y recuerda siempre que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres”.

El coche se ha ido, se ha cerrado el portal… Su hermana Nina se ha puesto a llorar desconsolada.



GHOST ha partido rumbo a lo desconocido, sin saber lo que le espera. Él ni se imagina la que le están preparando en Perú. Tendrá un viaje largo y pesado, pero en Lima hay mucha expectación y le están preparando un gran recibimiento. Limeños y limeñas, su vuelo de Iberia tiene prevista la llegada al aeropuerto de Lima a las 17:35 hora local, tras 12 horas de vuelo, el jueves 18 de agosto. Y luego el recorrido marcado hasta Residencial Sta. Cruz, en San Isidro.


No apapachéis demasiado al petiso engreído, ni le deis panqueques con helado. Sí, GHOST, tendrás que aprender el significado de palabras como éstas, que no has oído en tu vida. Y cuando nos veamos ya nos explicarás su significado. Porque el mundo es muy pequeño y algún día nos encontraremos. Tal vez en el malecón de Miraflores de Lima o en una de las hermosas y soleadas playas de Trujillo, la ciudad de la eterna primavera... Pero si va pasando el tiempo y nosotros no venimos a tu encuentro, haz honor al significado de tu nombre “Ghost, la sombra del amor” y aparécete en nuestra casa. Todos estaremos muy felices, especialmente tu hermana NINA, que estará esperando a su fantasma favorito.
     
Hasta siempre GHOST, “un te quiero, una caricia y un adiós…”  Que te vaya bonito, que lo pases súper chévere.



En casa alguien lo está pasando mal, escuchando esta canción pensando en ti:

Dejaré mi tierra por ti, dejaré mis campos y me iré
lejos de aquí.
Cruzaré llorando el jardín y con tus recuerdos partiré
lejos de aquí. 

De día viviré pensando en tu sonrisa,
de noche las estrellas me acompañarán.

Serás como una luz que alumbre en mi camino.
Me voy, pero te juro que mañana volveré. 

Al partir, un beso y una flor,
un te quiero, una caricia y un adiós.
Es ligero el equipaje para tan largo viaje.
Las penas pesan en el corazón. 

Más allá del mar habrá un lugar
donde el sol de cada mañana brille más.
Forjarán mi destino las piedras del camino.
Lo que nos es querido, siempre queda atrás… 

(Nino Bravo, “Un beso y una flor”) 


sábado, 6 de agosto de 2011

ENTRE CABALLOS Y MARMOTAS

Dedicado a  Ivette, Emili, Lidia, Alba… y a todos los amantes de los caballos.

"¡Qué galopar tan certero,
qué crines sueltas al viento
en un correr tan ligero!...
Si por algo yo lo siento
es porque no te vi a ti
sobre uno de ellos, corriendo".
(Carmen Conde)


NESS hace muchas excursiones y le he pedido que nos explique con detalle alguna de las que más le han gustado y que sea “fácil” y asequible para las personas que practican senderismo con su collie.

Hoy nos explica una de las últimas que ha hecho, ilustrada con muchas fotos.

Todavía es de noche. En casa ya se han levantado y todos sabemos por el trajín que hay excursión. ¿A quien le tocará hoy?. “NESS, KIMBA” -oímos por la ventana de la cocina que huele a café. “Si aún no ha salido el sol” –me digo en voz baja. “Avui anem al Pirineu”. Está claro, para ir al Pirineo hay que madrugar.

Salimos muy temprano en coche hacia Camprodón. Luego, seguimos la carretera de Setcases hasta un desvío a la izquierda hacia Tregurà, por una carretera estrecha y con curvas. Cruzamos la pintoresca población de Tregurà de Dalt y tomamos la pista forestal que va hacia Pardines y Ribes de Freser. A unos 5 km., poco antes de llegar al Collet de la Gralla, hay una bifurcación a la derecha señalizada con unos rótulos, donde  nuestra familia aparca el coche (1.952 m.). En este punto iniciamos la excursión a pie por un ancho camino.

Pasamos una barrera de hierro que impide el paso a los vehículos y empezamos a ascender…

Han pasado 10 minutos y miro hacia atrás. El coche se ve allá al fondo, pequeño. El día es nítido, espectacular, ni frío ni calor.


Llegamos a La Bersola (2.093 m.) donde nos encontramos con una pequeña laguna, que parece un espejo.


La ascensión suaviza y nos encontramos con enormes praderas.


Llegamos a la Collada de Fontlletera (2.127 m.), donde hay otra laguna... y caballos, muchos caballos.



Seguimos caminando por la Collada, ahora en un pequeño descenso y, a lo lejos, vemos más caballos, esta vez muy cerca del camino.

- ¡Mira, NESS, mira al horizonte! –exclama KIMBA, ¡Qué belleza!


… y de repente, grandes y pequeños empiezan a galopar. KIMBA y yo nos quedamos extasiados. ¡Qué espectáculo! La tierra tiembla bajo nuestros pies. Nunca habíamos visto una estampida tan de cerca.

Galopan salvajes sin mirar atrás, brillantes pelajes de varios colores, crines al viento que acaricia el sol…


Seguimos la senda y pasamos por la Font Lletera (2.243 m.). Bebemos un poco. Avanzamos unos metros y nos encontramos con un potrillo en medio del camino. Nos acercamos tanto a él, que su madre se acerca, lo aparta del camino y nos planta cara hasta que KIMBA se pone a ladrar. Yo ni caso y hacia adelante. KIMBA se calla y me sigue.


A partir de aquí el camino gana pendiente y va subiendo por el lado oeste del Puig de Fontlletera, hasta llegar al Coll de Tres Pics, nuestro objetivo, al fondo de la imagen. KIMBA aún sigue mirando atrás por si nos sigue la yegua enfadada.

De pronto, al levantar la vista, KIMBA se asusta y grita:

-          ¡Furia!

-          No, KIMBA, es solo un caballo negro.


Luego encontramos una yegua protegiendo a su hijo. Enternecedora imagen. KIMBA, que aún no ha sido madre, se emociona. Me dan ganas de gritar por todos los caminos, de proclamar a todos los vientos: la madre es lo mejor que ha hecho Dios.


Por fin llegamos al Coll de Tres Pics (2.398 m.), donde descansamos y nos comemos nuestro yogurt. A nuestra espalda tenemos el Valle del Freser y el majestuoso pico del Bastiments (derecha), frontera con Francia y donde ya estuvimos el año pasado.

 Iniciamos el descenso y los chillidos de las marmotas nos llaman la atención.


Para KIMBA es una novedad. Yo ya las había visto en el camino de Fontalba a Núria, el año pasado.

La marmota mayor nos deja aproximar bastante y podemos contemplarla antes de esconderse en su madriguera.

- Tiene dientes de roedor –observa KIMBA

- Es que es un roedor, parecido a la ardilla, pero más grande.

- ¿Y porqué chillan tan fuerte?

- Las marmotas son animales muy sociables que usan una gran variedad de sonidos para comunicarse entre ellas, sobre todo cuando tratan de advertirse de un peligro.

- Y cuando esta zona esté cubierta por la nieve, ¿qué harán?, ¿bajarán al pueblo?

- No, KIMBA. Las marmotas almacenan comida e hibernan en sus madrigueras durante todo el invierno. Además están bien adaptadas al frío gracias a sus cuerpos rechonchos, denso pelo, orejas reducidas y gran cola.


Dejamos el camino por donde hemos subido y el descenso lo hacemos ahora siguiendo el curso del Torrente de Fontlletera, donde nos hemos divertido (y mojado) mucho, saltando de un margen al otro, buscando el mejor paso.

Llegamos al puente de la pista forestal que va a Ribes de Freser. Seguimos esta pista hacia la izquierda hasta encontrar, a pocos metros, un sendero bien trazado que sube hasta La Bersola. Desde aquí, desandamos el camino por donde hemos pasado al inicio de la excursión y bajamos hacia la derecha hasta encontrar el coche.

Tiempo total de la excursión a pie: 4 horas y media, incluidos los descansos, las fotos, el éxtasis, el avituallamiento y la contemplación de los caballos y las marmotas.   



(Todas las fotografías son propiedad de nuestra familia humana. La autora es Rosa Moret. Si las utilizas, debes citar su procedencia. Gracias)