viernes, 20 de julio de 2012

EL JUEGO DEL CACHORRO


Cachorros…
Alborozados en juegos,
en nuestra cara saltando,
como intentando besar,
con su caricia que aviva…

(Carlos Caicedo)





Los cachorros de Kit tienen ya 7 semanas. Pronto me dejarán estar con ellos. Mientras, me paso horas viéndoles jugar a lo lejos. Observarles me trae recuerdos no tan lejanos de mi infancia: el mismo lugar, los mismos juegos…

Y es que el aspecto repetitivo del juego es evidente en el cachorro.

El juego evoluciona en función de la edad del cachorro, las relaciones con su madre y su medio ambiente.

La primera manifestación de un comportamiento lúdico puede observarse hacia las 4 semanas, es decir al principio del período de socialización. Los cachorros de 2 a 4 semanas tienen períodos de juego muy breves, compuestos básicamente por sesiones de mordisqueo. El cachorro juega con su madre o con sus hermanos de camada. Es el período en el que el cachorro toma conciencia de su cuerpo a través de lametones y mordisquitos mutuos.

Cachorros de KIT, con 4 semanas

De las 4 a las 5 semanas los cachorros empiezan a jugar de verdad. Se tiran unos contra los otros y se caen al suelo. Corren juntos o se persiguen. A partir de esta edad el juego es fundamental para el buen desarrollo psíquico del cachorro. Éste va tomando conciencia de que puede jugar solo con un objeto,  aprende a adoptar posiciones características como si estuviera ante una presa y defiende su juguete cuando se acerca algún hermano de camada.

A esta edad descubre también el combate lúdico: puede agarrar a otro cachorro por el cuello o las orejas, levantarlo o tumbarlo. El cachorro mordido durante estos combates descubre el dolor y grita. Esto permite al mordedor tomar conciencia de su fuerza y aprender a inhibirse. Cuando un cachorro mordido grita, el agresor le suelta. Y luego cambian las posiciones y siempre se van alternando. En estas situaciones es fundamental que el criador no intervenga para que ambas partes aprendan a ser “mordido” y “mordedor”. Si un humano se interpone, el aprendizaje de este concepto no podrá hacerse correctamente.

Cachorros jugando a las 6 semanas

De las 5 a las 7 semanas los combates de juego se perfeccionan y los cachorros establecen verdaderas estrategias de juego. Numerosas actitudes adultas de sumisión o de dominancia hacen su aparición durante estas sesiones. En ésta fase son muy apreciados los juguetes. Estoy observando que la cuerda con nudos en ambos lados les gusta mucho, porque tiran a su antojo y prueban sus fuerzas. 

Ahora, a partir de las 7 semanas, los cachorros jugarán con más frecuencia y con más intensidad. Pronto partirán hacia su nuevo hogar y la responsabilidad del juego se traslada hacia la familia humana. Hay que estar atentos y dispuestos. El cachorro ya sabe cómo hacerse entender rápidamente cuando quiere jugar.

Muy pronto, de la relación madre-cachorro pasarán a la relación familia humana-cachorro. Y al cachorro hay que enseñarle, mediante el juego, las relaciones de jerarquía. A partir de ahora el jefe del juego nunca debe ser el cachorro, sino las personas con las que convive.

Dentro de unos días, a estos cachorros que ahora estoy viendo jugar alegre y despreocupadamente, alguien les habrá de poner límites a sus juegos. ¿Cuándo hay que considerar que el cachorro que juega a morder ha sobrepasado los límites? Muchas personas que adquieren un cachorro no saben reconocer la frontera del juego y ponen en peligro el equilibrio de su collie.

El juego del cachorro debe ser siempre educativo y nunca es una pérdida de tiempo. La buena gestión de las sesiones de juego por la familia humana es uno de los fundamentos de la educación y positiva evolución del cachorro.

DUC, con 7 meses, se divierte jugando con su amiga

Desde siempre, el juego del cachorro responde a su naturaleza social. Un collie necesita jugar, ya sea con otros perros, con las personas o con juguetes. El juego le entretiene, ejercita su organismo y le hace gastar energías. Si el cachorro no juega, lo más probable es que haga destrozos en casa o en el jardín.
Jugar con el cachorro, por ejemplo tirando una pelota, reafirma la autoridad de la persona, ya que él sabe que depende de un humano para que el juego sea entretenido.
 
Jugar con otros perros también es muy importante. El collie, tímido y desconfiado por naturaleza, necesita de la interacción con sus iguales. Por eso el acostumbrarlo desde pequeño a ir a un parque a jugar es muy bueno. Le ayuda a socializarse, a gastar energías y a sentirse más confiado.
 
Con el cachorro hay que evitar los juguetes que puedan ser cortantes o los que, por su tamaño pequeño, puedan ser tragados. Jamás entregar zapatos viejos como un juguete, ya que el cachorro no entiende si es viejo o no, sólo entiende que es algo de su amo, y en el futuro podría hacer lo mismo con un zapato nuevo.

El juego es vital en el desarrollo del cachorro. La familia humana con la que va a vivir lo sabe y le han comprado un montón de juguetes. Pero no hay que olvidar que el mejor juguete para el collie es la propia familia humana y la cantidad de tiempo que le dediquen. Sin prisas, con ilusión. El juego del cachorro debe ser siempre divertido. Y divertido para ambos, collie y dueñ@, para fomentar el vínculo afectivo. Jugar con un cachorro de collie proporciona alegría, diversión, risas y muchos y buenos momentos.

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jueves, 5 de julio de 2012

EL COLLIE Y LOS CABALLOS

Hace un tiempo, creo que era en diciembre, fui a visitar a mi hermano OT. Bueno, medio hermano, porque solo compartimos a mi madre Amy. Con él y con Merlot, su amigo trico, pasamos unas horas muy entretenidas. Me enseñaron sus lugares de paseo y aventuras. Estábamos charlando junto al río Ges, cuando, de repente, OT se puso en guardia y partió a toda velocidad. Ante mi cara de perplejidad, Merlot me comentó: “Alguno de sus caballos”. Y, efectivamente, por el sendero lleno de hojas, apareció galopando una preciosa yegua, con OT, detrás, saltando de alegría. “Ésta es Osona” –nos presentó.



Luego me contó que los caballos son su debilidad. Los caballos de su familia humana se llaman Osona y Bolbait. OT creció “peligrosamente” entre sus patas. De hecho, a los 6 meses, le lastimaron su pata delantera de un pisotón. Pero él no se asustó y continuó yendo a la hípica hasta conseguir la amistad de Bolbait y Osona. Hay muchos más caballos en la hípica, pero OT sabe distinguir perfectamente a los suyos. Él los observa y los vigila atentamente. Luego los acompaña a la cuadra. OT nunca regresa a su casa sin dar un vistazo a la cuadra para asegurarse que Osona y Bolbait están allí y están bien. Entonces se marcha feliz y contento.

OT, a los 3 meses, veía muy grandes a los caballos
OT, a los 6 meses, ya quería proteger a Osona

Osona y Bolbait, por su parte, respetan mucho a OT. A veces han de hacer equilibrios para no pisarle. Nunca le han dado una coz, ni cuando OT les toca las patas para jugar. Y cuando OT les acompaña a alguna excursión, galopan alegres y felices, mirando a su amigo por el rabillo del ojo.



Algunos humanos piensan que el diálogo y comprensión entre animales de diversas especies, es una imagen propia de las películas. Sin embargo la naturaleza y la vida misma demuestran que “la amistad” entre animales no es cuestión de fantasía.

Los collies no tenemos ninguna dificultad en vivir con otros animales. Sí, somos desconfiados por naturaleza, pero si en nuestra edad de cachorro hemos sido bien socializados y hemos desarrollado la capacidad de comunicarnos, podemos convivir perfectamente con otros individuos, como pueden ser los caballos.

OT y MERLOT escoltando a Osona

OT me recalca que su familia humana tiene mucho que ver en esta relación harmoniosa con los caballos. Emili e Ivette fueron firmes y constantes desde cachorro y siguieron la rutina adecuada para que Osona, Bolbait y OT supieran en cada momento lo que esperaban y deseaban de ellos. Un proceso gradual, que ha conseguido que un collie y unos caballos se sientan cómodos los unos con el otro.



Hace unos meses, OT descubrió que iba a aumentar su familia humana con la llegada de un bebé. Cuando se dio cuenta que Ivette, en su estado, no podía montar a caballo ni hacerles hacer ejercicio en la hípica, OT ejerció de collie responsable y se cuidó de que sus amigos los caballos hicieran el ejercicio necesario cada día.









Hace unos días nació Greta y, aunque OT está radiante de felicidad, cada día se le presenta el mismo dilema: proteger a sus amigos los caballos, Osona y Bolbait, o proteger a Greta, recién nacida. Hoy lo ha tendido claro. ¿Qué pasará mañana?

OT observa que Bolbait está bien y regresa corriendo

Dilema resuelto por hoy: Hay que proteger a GRETA
Mientras, GRETA, duerme feliz. ¿Estará soñando en un collie?