viernes, 27 de septiembre de 2013

YO SOCIALIZO, TÚ SOCIALIZAS...


Quedé estrujada, pero ya estoy casi recuperada. Ocho cachorros dan mucho trabajo y cuidarlos me ha absorbido mucho tiempo, aunque ha sido un placer y estoy muy orgullosa de todos ellos. La separación ha sido dura, pero me consuela saber que todos están felices. Turró, Aston, Kibo, Zara, Cross, Lassie, Kheyra y Horus ya están todos con sus nuevas familias y a partir de ahora son ellas, personas responsables, quienes deberán seguir con la tarea de educar a estos tiernos cachorritos.

 
Una de estas familias quería llevarse a su cachorro con siete semanas. Mi familia les dijo que no: “Nuestro compromiso es no entregar ningún cachorro antes de las 8 semanas de vida. Es muy importante para su salud y para su equilibrio emocional que conviva con su madre y con sus hermanos una o dos semanas más…”

Yo socializo…

Desde el nacimiento hasta la octava semana de vida, el cachorro aprende de su madre y hermanos las reglas que marcarán su comportamiento adulto. Afecto, territorialidad, dominio, son conceptos que el cachorro va grabando en su cerebro a través de posturas, gestos y reprimendas de mí misma.

Es cierto que la herencia genética es parte fundamental del desarrollo del carácter del collie, pero esto no serviría de nada, si el cachorro no pasara, junto a su madre y hermanos, por ciertas experiencias, que serán determinantes en su comportamiento futuro. Una parte importante de la forma de ser del cachorro es innata, pero el resto depende de las experiencias vividas y de los aprendizajes realizados con su familia canina, conmigo y sus hermanos.

La convivencia conmigo y el resto de la camada a esta edad, es la primera escuela de su educación y es de suma importancia. Privar a un cachorro de este proceso de socialización, puede suponer un collie inseguro que de adulto puede llegar a ser problemático.

La manipulación de los cachorros en este período es muy importante. A ello me ha ayudado mi familia humana. Un cachorro tocado y convenientemente achuchado presenta un desarrollo más rápido y será más receptivo ante estímulos nuevos.

Durante este período el cachorro aprende a identificar  a sus compañeros de especie como individuos sociables y asimilará el comportamiento básico que necesitará para relacionarse en un futuro con otros perros y con su nueva familia humana. Y lo más importante, su identidad comenzará a desarrollarse.

 
Yo he socializado. He acostumbrado a mis cachorros a relacionarse en un entorno similar al que ya se habrán encontrado en su nuevo hogar, como por ejemplo ruidos, motores, personas desconocidas, niños y otros perros. Estamos en la etapa más importante y la que tendrá más consecuencias en un futuro sobre la conducta del collie. En esta etapa, aún no está finalizada la madurez del sistema nervioso central del cachorro, de modo que se puede influir sobre él. Esta es la tarea de sus familias humanas.

Tú socializas…

Cuando el cachorro, a los 2 meses, llegue a vuestro hogar, hay que proporcionarle caricias, juegos y elogios, para sustituir, en cierta manera, la relación que tenía con su madre y hermanos de camada. Así el cachorro se acostumbrará rápidamente a la nueva situación de vida y aceptará de inmediato vuestra superioridad.

Un cachorro equilibrado, será un adulto obediente y educado. Aunque todos mis cachorros tienen una base de socialización, ahora va a depender de vosotros, de vuestra combinación de cariño y autoridad. Desde que el cachorro llega a su nuevo hogar, debe comprender que no es él quien manda, que ocupa un rango inferior dentro de ese grupo y que debe obedecer. Las caricias, el contacto con otros perros y los ejercicios de sumisión, lo irán poniendo poco a poco en su sitio y garantizarán su obediencia, equilibrio y cariño. Desde el primer día debe saber el sitio que ocupa dentro de la estructura familiar.

Es necesario el contacto físico entre el cachorro y todos los componentes de la familia con los que ha de convivir. No es sólo dar palmaditas en su espalda, sino un contacto físico pleno. Rascarlo detrás de las orejas, morro, cuello, deslizar las manos por su cuerpo recorriendo lomo, pecho, patas, hablarle suavemente, repetir su nombre, tomar su cabeza entre las manos. Todos los miembros de la familia deben hacerle estas caricias. Con esto se fomentan los lazos afectivos entre familia y collie.

Todas las situaciones cotidianas deben aprovecharse para reforzar vuestra autoridad. Desde cachorro no hay que permitirle nada de lo que no os gustará que haga cuando sea adulto. Y sobretodo que toda la familia cumpla las mismas normas.

Hay que refrenar sus impulsos desde el primer día que llega a casa. El cachorro será muy inquieto durante los primeros nueve o diez meses de vida, robará zapatos, arrancará plantas, hará destrozos y querrá hacer lo que quiera. Hay que tener mucha paciencia y no permitir estas travesuras.

 
Tú socializas. La socialización es la clave para tener un collie bien adaptado, calmado y feliz. Los collies somos curiosos por naturaleza. A tu cachorro le encantarán las nuevas experiencias. Conocer nuevos lugares, personas, animales... Dadle una atención individual diaria, acostumbrándolo a interacciones humanas positivas.

El cachorro absorbe como una esponja a esta edad, y no socializarlo correctamente es permitirle que aprenda malos hábitos. Ahora es el mejor momento para comenzar a enseñarle comportamientos adecuados. Es mucho más fácil instalar comportamientos correctos que dejar que el cachorro crezca como un salvaje y luego intentar “desentrenar” los malos comportamientos.

Vuestro cachorro necesitará algo más que un paseo en el parque, o una vuelta a la manzana. Necesita conocer nueva gente, paisajes, sonidos, aromas y ambientes. Cada día, todos los días.

Ese cachorro tan divertido que tenéis jugueteando a vuestros pies está deseando que le pongáis límites, que le marquéis las reglas, que le enseñéis las normas de convivencia. Sin gritos ni violencia. Una educación coherente y consecuente y siempre en positivo. Una socialización basada en tiempo, paciencia y mucho amor.