El dolor es una experiencia sensorial y
emocional (subjetiva),
generalmente desagradable,
que pueden experimentar todos
aquellos seres vivos
que disponen de un sistema
nervioso central.
(Wikipedia)
Hoy
he estado con Haila y sus cachorros. Ya tienen más de un mes y he podido jugar
con ellos y darles algún revolcón. Cuando se han cansado, se han amontonado y
se han quedado dormidos. Entonces Haila me ha dicho:
-
Háblame del dolor.
-
¿Por qué? ¿Sufriste mucho con el parto?
-
No, todo fue bien y rápido. Pero es que Enate me
asustó cuando me dijo que ella había sufrido mucho en todos los partos.
-
Sí, mi madre también lo pasó mal en su primer parto.
Pero en los siguientes ya no, porque nuestra familia humana recurrió a un tratamiento homeopático,
sin efectos secundarios. A mí también me fue muy bien y tuve un parto plácido.
-
¿Te refieres a unos gránulos pequeñitos de color blanco? Sí
me dieron los 10 días anteriores al parto. Aunque lo peor para mí fue el exceso
de leche. Aún siendo ocho cachorros para mamar, hacia los 15 días, no me
succionaban toda la leche que producía y algunas mamas se me endurecieron y me
causaban mucho dolor. Mi familia tuvo que forzarme para vaciar la leche. Ahora
ya estoy bien y maman sin dolor.
Claro
que sentimos dolor. Las mismas causas que provocan dolor en los humanos, nos
pueden producir dolor a los collies: cirugía, fracturas, tumores, artritis...
Lo que yo no sé, es si es el mismo grado de dolor que experimentan los humanos.
Para
los collies, el dolor es una experiencia muy individual. Así, un collie puede
expresar su dolor de una determinada manera o puede tener un dolor más intenso
que otro collie en sus mismas condiciones.
Hablando
de este tema con el resto de la manada, los “recuerdos” sobre el dolor son
dispares. Dos de las cinco hembras que han sido sometidas a una
ovariohisterectomía, el procedimiento quirúrgico para extirpar el útero y los
ovarios, experimentaron un gran dolor de 24 a 48 h post cirugía. Las otras tres, apenas lo recuerdan. ¿Por qué?
¿Es que no recibieron el mismo protocolo de tratamiento del dolor?
Yo estoy muy contenta porque las nuevas generaciones
de veterinarios están cada vez más concienciadas sobre el tratamiento del
dolor. Y debemos confiar en ellos. Nuestras familias humanas deberían evitar la automedicación, sobre todo si se
practica con medicamentos de personas. La automedicación es una de las
principales causas de intoxicación en los perros. El veterinario es quien debe
determinar el tratamiento más adecuado para tratar el dolor del perro. Actualmente
los veterinarios disponen de una amplia variedad de drogas, protocolos y
modalidades que pueden aliviar el dolor.
Hasta
hace poco, existía la teoría de que los animales no sentíamos el dolor de la
misma forma que los humanos. Durante siglos, las manifestaciones de dolor que
se observaban en una cirugía, por ejemplo, se atribuían a reflejos musculares
descontrolados o a respuestas nerviosas. Solo en las últimas décadas del siglo
XX se empezó a reconocer que los animales podemos tener experiencias dolorosas.
A principios del siglo XXI, casi todos los veterinarios se han puesto al día y saben que las intervenciones que son dolorosas para los seres humanos también lo serán para los animales. La mayoría avalan ya la opinión de que por su semejanza, los animales, aunque carezcamos de la posibilidad de comunicar verbalmente la experiencia de dolor, sufrimos igual que los humanos frente a un estímulo doloroso. Y reconocer el comportamiento del dolor es una de las más importantes funciones del veterinario, porque no todos los animales lo expresamos de igual forma.
En
la actualidad los veterinarios cuentan con nuevas drogas, más efectivas y
seguras para el tratamiento de enfermedades con gran componente de dolor, lo
que les permite brindarnos a los animales una mejor atención veterinaria y una
mayor calidad de vida.
Es
muy importante la colaboración estrecha entre la familia humana y el
veterinario para poder identificar si tenemos dolor y tratar de definir el
grado de dolor o incomodidad que estamos sufriendo, para poner en práctica el
adecuado protocolo de tratamiento del dolor de manera individual. Y es de vital
importancia que los dueños se ajusten estrictamente a la dosis y horario
prescrito por el veterinario.
Los
collies, aunque no seamos capaces de verbalizar el dolor como una persona,
disponemos de muchos canales comunicativos para expresar que sentimos dolor y
nuestra familia humana debe estar atenta. Algunas de las situaciones que nos
producen dolor son las enfermedades de las articulaciones, como la artritis, y
los procesos postoperatorios de las cirugías practicadas por la fractura
de huesos, extirpación de tumores o esterilización.
Ante
cualquier sospecha de que sufrimos dolor, hay que consultar al veterinario.
Paliar ese dolor incide en una mejora de nuestra calidad de vida y bienestar.
Es responsabilidad de nuestra familia humana evitar el dolor. Sería un error
muy grave pensar que el dolor es un mal menor y algo transitorio, que superaremos
sin ayuda, ya que los collies no nos quejamos.
Éstos
son algunos de los signos físicos y de comportamiento en un collie,
posiblemente provocados por el dolor: Inusualmente tranquilo, apático, inquieto
o no responde; quejarse, gemir o aullar; lamer con insistencia una parte
particular del cuerpo; actuación fuera de su carácter normal, ya sea agresiva o
sumisa; orejas aplastadas contra la cabeza; dificultad para dormir o comer; buscar
afecto más que de costumbre.
“Achaque”: Molestia pequeña pero frecuente provocada por una enfermedad o por la edad. Indisposición o enfermedad habitual, especialmente las que acompañan a la vejez.
Los
collies viejos, que empiezan a desarrollar artrosis, pueden presentar diversos
grados de dolor que les impide estar juguetones o salir disparados como yo ante
cualquier incidencia. Ellos simplemente
se vuelven más lentos para levantarse y menos dispuestos a participar en las
actividades normales que solían disfrutar. Cap, 12 años, a eso le llama achaques.
Los
collies con “achaques” pueden
manifestar cambios muy sutiles en su comportamiento que pueden ser difíciles de
identificar. Como el collie que solía cazar la pelota veinte veces y ahora sólo
va por ella tres veces y se recuesta de inmediato. O como aquel collie muy
sociable y bueno con los niños, que sin embargo ahora "sin razón
aparente" se muestra gruñón con ellos cuando corren a su alrededor.
“Todo el equipo de un centro
veterinario ha de estar totalmente concienciado de que debe proponer soluciones
al dolor, ha de ser sensible al dolor del animal y a las sensaciones siempre
negativas que el dolor produce en el propietario del animal o en su entorno.
En el siglo XXI ningún ser vivo tiene
por qué sufrir, pues tenemos en nuestras manos, o deberíamos tener, los medios
necesarios para evitarlo. El dolor existe y existirá. Dolor intrínseco a la
dolencia o patología, pero hemos de combatirlo, minimizarlo y luchar siempre
por eliminarlo totalmente. Hay que actuar y pensar de una forma
multidisciplinar para combatirlo, y no despreciar, por prepotencia o por
ignorancia, ninguna terapia ni tratamiento para combatir el dolor”.
(Alexandre
Tarragó, miembro del Instituto Veterinario de Ortopedia y Traumatología)