SWAN, especialista en entretener cachorros |
“El jardín de aquella casa estaba
impecable, demasiado para ser la casa de un criador de collies. A mí me
trataron muy bien en todo momento, pero cuando entré en aquella habitación
oscura, vi a siete cachorros acalorados, dentro de un cajón de madera. Estaban
todos como locos, estirando sus patitas delanteras para intentar salir,
apoyándose en las patas traseras, pisoteando trozos de periódicos sucios.
Estaban ansiosos, desesperados y muy tristes” –me explicaba mi abuela Jolie, recordando uno de sus viajes. “Debían tener ya seis semanas y todo su
ejercicio era dar vueltas y jugar entre ellos en un espacio muy reducido y,
sorprendentemente, sin la presencia de su madre…”
Poco
ejercicio y no el adecuado el de esos cachorros. Poca limpieza para una buena
salud. Pero, sobre todo, un ambiente pobre en estímulos.
Mis
cachorros van a cumplir 8 semanas y yo estoy siempre con ellos porque mi papel
es esencial, estimulándoles para que jueguen, enseñándoles cómo han de
comunicarse y morder de forma controlada, así como aplicarles mis rituales de
sumisión y apaciguamiento cuando alguno se pasa de la raya. Mi papel va más
allá de darles de mamar. Pero llega un momento en que los cachorros deben
ampliar sus horizontes y enfrentarse a nuevas situaciones. Para ello, yo y
todas las collies madres, necesitamos la intervención y la ayuda de nuestra
familia humana.
Las
y los buenos criadores saben de la importancia de enriquecer un entorno y se
esfuerzan por estimular a sus cachorros diariamente desde que nacen. Esto
incluye asegurar que los cachorros son manejados convenientemente desde el primer
día . Aunque los cachorros nacen sordos y ciegos, su sentido del tacto está
totalmente desarrollado al nacer y para que sus cerebros se desarrollen con normalidad,
sus cuerpos deben recibir mucho contacto físico.
Hay
muchas personas que son conscientes de la importancia de la socialización
temprana en los collies, pero poca gente conoce los importantes efectos del
enriquecimiento ambiental en el comportamiento. Y no es que los criadores
tengan que hacer cosas fuera de lo común para proporcionar un ambiente
enriquecido a un cachorro en desarrollo. Un ENTORNO ENRIQUECIDO puede ser oír
una gran variedad de ruidos “naturales”, como el sonido del teléfono, los
gritos de unos niños jugando, el arranque de un coche o el pitido final del
microondas. Un ENTORNO ENRIQUECIDO es coger en brazos a los cachorros, siempre
tan achuchables, acariciarlos con frecuencia y depositarlos en diversas
superficies. Un ENTORNO ENRIQUECIDO es
que la o el criador se pierda en la euforia cachorril y lleve a los cachorros a
saltar por la hierba y les permita experimentar todo tipo de sonidos, vistas y
olores del campo. En un ENTORNO ENRIQUECIDO los cachorros no pueden pasar
largos días en el mismo lugar, escuchando los mismos sonidos y viendo las
mismas cosas. Deben experimentar un abanico más amplio de experiencias vitales.
Una
parte importante de la forma de ser del cachorro es herencia genética, pero el
resto depende de las experiencias vividas y de los aprendizajes realizados con
su madre y sus hermanos… y con el criador, que le ha proporcionado suficientes
estímulos en un ENTORNO ENRIQUECIDO, que serán determinantes en su
comportamiento futuro.
De
un entorno enriquecido, saldrán cachorros equilibrados, que serán adultos
obedientes y educados. De un entorno pobre en estímulos, saldrán cachorros ariscos,
candidatos a ser adultos conflictivos, tanto con los humanos como con otros
perros.