“No es la edad que tengo, ni lo que
la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi
cerebro dicte.
Tengo los años que necesito para
vivir libre y sin miedos,
para seguir sin temor por el
sendero,
pues llevo conmigo la experiencia
adquirida
y la fuerza de mis anhelos...
Tengo los años necesarios para
perder ya el miedo
y hacer lo que quiero y siento...”
(José Saramago)
La jubilación es una
etapa trascendental para las personas. Supone un sinfín de cambios que la
desaparición de la vida laboral conlleva: psicológicos, familiares, económicos,
sociales… La clave es saber gestionarlo y mantenerse activo, porque el fin de
la actividad laboral no implica el final de la vida, sino el inicio de una
etapa que puede ser mucho mejor. Todo depende de cómo se afronte.
“Me jubilo y quiero un
Collie” –este era el ‘asunto’
del e-mail que Fernando envió a nuestra familia hace unos meses. “Me jubilo y ahora tendré más tiempo libre
para hacer las cosas que me gustan y nadie me obliga. No habré de madrugar ni
aguantar las broncas del jefe. Me siento joven, sano y feliz, ¿qué más se puede
pedir?... Pues eso, un Collie, un compañero cariñoso, un socio que me
acompañe y me ayude a mantener una rutina de actividad física diaria”.
Muy bien, Fernando. Un
collie aporta una razón para levantarse cada mañana, sentirse útil y
mantener el equilibrio emocional. Caminar es una de las actividades
físicas más recomendadas para las personas jubiladas, ya que les ayuda a
mantener un cerebro sano, así como fortalecer huesos y músculos. Un collie es
un amigo incondicional que contribuye a reducir la presión arterial,
la frecuencia cardiaca, la ansiedad y por lo tanto reduce los factores de
riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Además, salir a caminar evita el
aislamiento ya que permite conocer a otros dueños de perros. Un perro
aporta una excelente excusa para romper el hielo y comenzar una
conversación, hacer nuevos amigos y socializar.
Recuerdo que hace varios
años, Dámaso nos sorprendió cuando nos escribió: “Quiero que me apuntéis en la lista de reservas para que cuando me
jubile, dentro de dos años, pueda obtener un collie”. Y así fue. Uno de mis
hijos, Tilk, llegó a su vida hace ya tres años para alegría de toda la familia.
Hasta entonces, estábamos acostumbrados a que fueran las familias con niños las
que se interesaran por un Collie, pero en los últimos años son varias las
personas que han incorporado un collie a su vida de jubilados. Amistades peludas que cambian la vida…
Tras toda una vida de
trabajo, llega el día más soñado por la mayoría de personas: el día de la
jubilación. Un día que se espera con ansiedad e ilusión pero también con algo
de miedo. ¿Y ahora qué? ¿Qué voy a hacer
ahora? ¿Qué hago con tanto tiempo libre?... La mayoría busca alguna salida
positiva, se dedica a viajar, pintar, aprender idiomas, labores…, una serie de
cosas con que llenar ese tiempo libre. Otras, por el contrario, no saben
gestionar bien esta etapa, se encierran en sí mismas y solo viven pensando en
los dolores y acercándose peligrosamente a una depresión.
Pero hay una muy buena
forma de evitar la depresión: un collie. Seguramente que la mayoría de personas
que se han jubilado o están a punto de jubilarse ni se plantean la idea de
tener un collie. Y no se lo plantean, sencillamente, porque desconocen las
numerosas ventajas que un collie aporta a su nueva etapa de vida.
Sandra Ferrer, experta
en educación canina, sostiene que “Un
perro ayuda a mantenerse en forma. Sobre todo a esta edad, mantener una buena
forma física es fundamental para alargar la esperanza de vida y aumentar en
calidad de vida... Un perro mejora tu salud. No es broma. Parece que cuando ya
por fin tienes tiempo de relajarte, como que brota todo. Por eso, un perro
tiene numerosos efectos positivos en tu salud: reduce la presión arterial,
reduce los niveles de colesterol, mejora la salud cardiovascular, alivia los
efectos de la depresión, aumenta la rapidez en la mejora de numerosas
enfermedades y dolencias, etc. Un perro mejora tus relaciones sociales. Hasta
las personas más introvertidas se abren a otras personas totalmente
desconocidas para entablar una conversación, cómo no, girando alrededor de tu
perro. Pero claro, es que se empieza por hablar del perro y un tema lleva a
otros, estableciéndose relaciones que jamás te hubieras planteado. Un perro es
una motivación. Si no tenías apenas motivos para levantarte de la cama, te
aseguro que el perro te cambiará este concepto. Si pensabas que tu vida ya no
tenía chispa, con tu peludo la chispa está asegurada. Está comprobado que los
propietarios de perros se vuelven más disciplinados que los que no tienen
perro, dado que se ven obligados a mantener una rutina diaria de obligaciones:
dar de comer al perro, sacarlo a pasear, cepillarlo, jugar con él, etc.”
Abundando en las palabras de
Sandra, numerosos estudios, como los que lleva a cabo la Fundación Affinity,
demuestran que “convivir con animales
aporta numerosos beneficios. Tener animales en casa estimula la comunicación,
fomenta el contacto físico y anima a demostrar los sentimientos. En definitiva,
convivir con animales hace aflorar el amor y hace que sus dueños se sientan
queridos. Por no hablar de cómo disfrutar de un peludo favorece que las
personas mayores se relacionen con otras y se hagan nuevos amigos. Además los
animales de compañía alivian la soledad, lo que beneficia directamente a las
personas que viven solas. De esta forma, siempre se encuentran acompañadas y
disfrutan recibiendo una efusiva bienvenida cuando vuelven a casa. Ya sean
perros, gatos o cualquier otro animal, evitan que las personas mayores estén
decaídas y se dejen llevar por la apatía. Las personas mayores que comparten su
tiempo con animales tienen una actitud más positiva, ríen más y padecen menos
estrés lo que incide de forma positiva en su salud.”
Eder, Kika, Lua, Tilk, Adra, Roi, Mel,
Boy son collies que dejaron nuestra manada para compartir su vida con una
persona jubilada. Ahí están, diariamente, ayudando a vivir la vida
con ilusión, sin prisa, sin preocupaciones, sin estrés. Transmitiendo
felicidad, sosiego, alegría y ternura. Enseñando a dar las gracias por vivir, a
valorar los pequeños momentos que son los que realmente nos hacen felices, a
amar incondicionalmente, a ser tolerantes… Estos collies son una bendición, sobretodo,
en una etapa tan complicada, y a la vez deseada, como es la jubilación.