“Los hijos no son el juguete de los padres,
ni la realización de su necesidad de vivir,
ni sucedáneos de sus ambiciones insatisfechas.
Los hijos son la obligación de formar seres libres y felices”
(Simone de Beauvoir)
Cuando aquel caluroso 14 de julio del 2013
nacía mi primer hijo, de nombre Turró,
en mi mente se abrieron múltiples esperanzas y deseos. Fue una camada de 8
preciosos cachorros que cuidé con pasión. Los miraba e imaginé cómo podía ser su
vida. Recuerdo que, mientras les lamía, quería transmitirles que en este mundo
nadie tiene derecho a tratarles mal, porque ellos están hechos de emociones y
de sueños, porque la dignidad de un Collie es sagrada y su felicidad un derecho
que nadie puede vulnerar.
En las siguientes camadas, y sobre todo en
esta MI ÚLTIMA CAMADA, 8 cachorros también como en la primera, me he esforzado
en enseñarles muchas otras cosas, entre ellas a disfrutar y vivir cada
momento de la mejor manera, que se atrevan a vivir sin temor… Los crío
para vivir su vida, para aprender sus lecciones y para integrarse en
una familia humana con valores. Y sé que lo harán.
No he sido la madre perfecta, sólo una
buena madre que he respetado las virtudes y defectos de mis cachorros. Los he
preparado para la inseguridad y la incertidumbre, porque el mundo es
imprevisible. Entre juegos y aventuras, les he demostrado que cada día trae su
propio broche, y el sol siempre está, incluso en los días nublados… Les he
enseñado a ver más allá de las apariencias, para que puedan mirar con amor y
encuentren belleza a cada paso.
Dependerá
mucho de su estado de salud en cada celo. Lo ideal es tener cachorros en la
plenitud física. La mejor edad para criar es entre los 2 y los 6
años de vida. Tener cachorros demasiado joven, pone en riesgo la salud de la
madre, ya que aún no ha desarrollado su físico del todo. Y quedar embarazada con
8 ó 9 años, tiene muchas probabilidades de que las cosas no vayan bien,
poniendo en grave peligro la vida de ella o sus cachorros.
“¿Hasta cuándo pueden quedarse embarazadas las
perras?” –seguía preguntando.
Las perras no tenemos menopausia, al menos en
sentido humano, y podríamos quedarnos embarazadas siendo ya viejas. Lo que
sí ocurriría es que nuestra fertilidad se vería mermada y nuestra capacidad de
tener un buen embarazo y un buen parto se reduciría muchísimo. Está claro, y en
esto coincidimos con las humanas, que no
es lo mimo un organismo joven y lleno de vigor que otro ya viejito y con las
fuerzas menguadas.
Por eso digo que esta es MI ÚLTIMA CAMADA.
Acabo de cumplir 6 años, la edad límite establecida en nuestra manada, y en
unos meses pasaré por la Clínica Veterinaria para que mi amiga Maite me
esterilice, para evitar riesgos y ganar más calidad de vida de cara a la vejez,
que espero que sea plena y feliz.
En estos momentos, mi memoria me trae la
añoranza de recordarlos a todos y cada uno. Son 35, sé dónde están, qué hacen,
con quién viven. Ya he completado mi ciclo de madre y es ahora cuando veo que
el tiempo ha pasado como un suspiro, sin darme cuenta. Mis recuerdos también
para Brus, Astún, Tuc y Xaloc, mis
chicos guapos, machos amorosos y efectivos, sin cuya colaboración nada de esto
hubiera sido posible.
MI ÚLTIMA CAMADA. Tiempo de despedidas.
Despedirme de estas mamas arrugadas que ya no volverán a dar leche, de esta
barriga que ya no volverá a tener contracciones. Ya no albergaré más corazones.
Ya no asistiré como protagonista al milagro de la vida. Ya no habré de provocar
más pipis ni habré de limpiar cacas. Ya nadie se dormirá prendido a mi teta. Y
los juguetes serán sólo un recuerdo. Ya no me perseguirá nadie buscando
protección, ni me ladrará con carita de pucheros. Sus primeros pasitos han sido
los últimos. Sus travesuras pondrán fin a una época. Sus caras de asombro
descubriendo la vida son el fin de un ciclo. Pronto podré dormir de un tirón,
pero creo que nunca pasarán los años suficientes para que olvide esos achuchones
de madrugada, esas pequeñas patitas con uñas como alfileres, reclamando. Hace casi
cuatro años que estrené mi maternidad y ha pasado toda una vida, en realidad 35,
complejas e inmensas cada una de ellas, diferentes y maravillosas todas.
Tiempo de adioses y de bienvenidas. Hoy
quiero disfrutar de la última vez de algo, y abrazar la primera vez de todo.
Que no pare el tiempo, sólo que vaya más despacio… Y a los 35, os digo que nos
vemos cuando el destino tenga ganas de juntarnos… Mientras, cuidaros y sed
felices.