El año pasado por estas fechas, nos discutíamos con Venus y Jolie sobre si habíamos de atacar a las abejas que se acercaban a los arbustos florecidos, o no. A Venus le molestaba su vuelo (tímpano fino que tiene la chica) e intentaba cazarlas. Sus dentelladas al aire siempre despertaban el interés de Jolie y se unía a ella. Yo siempre he pasado de las abejas. Lo mío es perseguir lagartijas. Este año, no obstante, no hay abejas. Y me preocupa mucho porque, gracias a ellas, estoy fuerte y sana. Y me enfado mucho con la actitud de Venus y Jolie porque las abejas son mis amigas, sobre todo desde que descubrí la Jalea Real.
Bueno, de la Jalea Real, prometo escribir en un próximo post. Hoy lo que me preocupa es que
“Las abejas están en peligro de extinción”
Este titular que apareció hace un tiempo en la prensa de todo el mundo, me llamó poderosamente la atención. Algo está ocurriendo con las abejas en el mundo entero. La causa no está clara, pero la situación es que las colonias o colmenas de abejas han disminuido en un 40%. Algunos humanos hacen responsable al calentamiento global de la tierra, algunos creen que todo es consecuencia de los pesticidas, otros lo atribuyen a un virus desconocido, y otros dan la culpa a las radiaciones de las antenas de telefonía móvil...
''Si las abejas llegaran a desaparecer, al hombre sólo le quedarían unos años de vida'', profetizaba Einstein. Yo no creo que Einstein escribiera esta frase, pero así la han hecho circular por todos los medios para hacernos dar cuenta de la magnitud del problema: mis amigas las abejas cada vez son menos.
Lo que sí es cierto es que sin abejas no existe la polinización, y sin polinización no hay reproducción en las plantas, sin plantas no hay alimentos para los animales vegetarianos, y para los humanos que os alimentáis de ellos. El ser humano viene haciendo desaparecer miles y miles de especies desde hace cientos de años. Talando bosques, cazando indiscriminadamente, cubriendo de ciudades, casas y urbanizaciones todo el mundo. Y por estas ciudades y sus industrias, habéis cambiado el clima y provocado un calentamiento global.
Todos sabemos que la abeja es un eslabón primordial para la recuperación de las demás especies animales y vegetales en extinción, pero sorprendentemente no está protegida, ni tampoco el apicultor en cuyas manos parece estar su mantenimiento y conservación, dado que los enjambres salvajes prácticamente no existen.
El problema es muy complejo, no es como proteger el lince ibérico. Quizá por eso la abeja no entra en las listas de especies protegidas, porque su protección evidencia las bases del problema medioambiental y choca de lleno con todo el sistema actual.
Pero es obligación de todos los humanos exigir la protección de las abejas como especie amenazada. Y pronto. Antes, al menos, de que el hombre sea incluido en las listas de especies en peligro de extinción.
Más información en los siguientes links:
La vida diaria de las abejas nos enseña con su ejemplo a trabajar por el bien común, a convivir en sociedad, a respetar las leyes naturales y el medio ambiente
(Fundación Amigos de las Abejas)
Las abejas, imprescindibles para el ser humano (Agencia EFE, 26 junio 2010)
Reportaje dedicado a denunciar la alarmante desaparición de las abejas en Galicia: