Hace un tiempo, una criadora
de collies escribió en su muro de Facebook: “
Lo
que actualmente llamamos LEJÍA es una disolución en agua de hipoclorito de
sodio. La LEJÍA también es conocida popularmente (según países o zonas) como
agua lavandina, agua de Giweissi, cloro, agua de Javel, agua Jane, clarasol o
blanqueador.
La
historia de la lejía tiene más de dos siglos. En 1785 Claude Louis Berthollet obtuvo
lejía basada en hipoclorito de potasio y posteriormente Charles Tennant (1799)
obtuvo hipoclorito de calcio en polvo.
Desde
finales del siglo XVIII, se fueron encontrando usos al hipoclorito como
desinfectante. Los pioneros fueron el médico francés Pierre-François Percy y el
farmacéutico Antoine Germain Labarraque (1825), a quien se le atribuye la
sustitución del potasio por sodio. Más tarde se utilizó como desinfectante de
instrumental quirúrgico de campaña una vez se introdujo el concepto de asepsia
y la idea de que las infecciones estaban causadas por microorganismos.
En
1897, la lejía se utilizó por primera vez para desinfectar el agua que se bebía
y combatir una epidemia de tifus en el Reino Unido. Además su uso se amplía al
campo terapéutico en 1900, cuando Henry Drysdale Dakin desarrolló la llamada
“Solución de Dakin” un antiséptico que se utilizó masivamente en la primera
guerra mundial para limpiar las heridas, que no era más que hipoclorito de
sodio diluido.
Pero
pese a toda esta larga historia, nadie hasta el momento se había molestado en
investigar cómo funciona la lejía como antiséptico, cómo mata a los
microorganismos. Ahora unos investigadores de la University of Michigan
liderados por Ursula Jakob han desvelado los detalles del proceso mediante el
cual la lejía realiza este truco. La esencia del proceso parece residir en cómo
el hipoclorito ataca ciertas proteínas bacterianas.
A
veces debemos mucho a las cosas más simples. Los humanos, en su lucha contra
los microorganismos patógenos, han encontrado muchas armas y aliados, pero
pocos tan simples como la LEJÍA. Gracias a este producto se puede desinfectar las
superficies de la cocina, los trapos, esponjas y desagües y se puede evitar la
transmisión de bacterias como la salmonela. Además, su uso en la limpieza de
conductos de aire puede ayudar a evitar la propagación de la legionela. La
LEJÍA ayuda a eliminar los restos de suciedad, malos olores y manchas de moho
que suelen aparecer en estas zonas húmedas. Esto ayuda también a la prevención
de alergias, puesto que las esporas desprendidas por el moho pueden exacerbar
brotes de asma y otras enfermedades respiratorias, especialmente en niños.
Por
su bajo coste y efectividad, la LEJÍA es el método más económico para controlar
estas infecciones. Se trata, sin duda, del desinfectante más eficaz y asequible
que actúa sobre todo tipo de gérmenes, bacterias, virus u hongos.
Y
todo lo dicho es válido también para los collies, para la limpieza de nuestras
bebedoras y la desinfección de nuestras instalaciones habituales, aunque puede
suponer también un peligro por su fuerte olor o si la bebemos accidentalmente.
Pero
hay algo más, que nos puede afectar directamente a los collies. Existe un virus
muy resistente, amenazante, y que puede atacar (con mayor frecuencia a los
cachorros), produciendo una grave enfermedad: la Parvovirosis.
“Se siguen vendiendo cachorros
enfermos, -comentaba un conocido
veterinario-, sin ningún control
sanitario. La mayor parte de los que llegan a nuestro Hospital están infectados
de parvovirus y más del 50% fallecen a los pocos días. También puede afectar a
perros adultos porque, a causa de la crisis, hay personas que no vacunan a sus
mascotas, con el peligro que esto implica para todos”
Mi
sorpresa fue saber que el mayor antídoto contra el parvovirus es… la LEJÍA. Forma
parte de la mezcla con suero, glucosa, vitaminas, etc. que inyectan vía
intravenosa a los cachorros afectados. Y es vital también para evitar la
propagación e infección de otros perros.
“El parvovirus –continuaba el veterinario- es sumamente resistente. Puede permanecer activo en suelos contaminados
por material fecal infectado, hasta más de un año. No puede ser eliminado por
los desinfectantes y detergentes que se consiguen en el mercado. Solo la LEJÍA
se ha mostrado eficaz”
La
vida moderna actual, apresurada, inestable, con crisis políticas y económicas,
con crisis de valores... todo conduce a un mundo sin certezas. Pero la lejía
sigue ahí para decir la verdad en los momentos más delicados de tu existir, cuando
necesitas no tener dudas ante cualquier eventualidad y por encima de cualquier
contingencia. La lejía te trae la buena nueva de la limpieza sin mácula y,
sobre todo, sin bacterias. Es entonces cuando encontrarás la verdad. La verdad
sin trampa ni cartón: sólo tú, tus circunstancias y ese inconfundible olor a
lejía.
(Fuente: NeoFronteras y Wikipedia)
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