Mi
hermano Ghost tiene muchas amigas y amigos humanos. Una de estas personas es
María José, de quien siempre me cuenta maravillas. La conoció en Perú, aunque
ahora ella se ha trasladado a vivir a Chile con JP, Ama y su collie Cocó. Un día Ghost me dijo que leyera un comentario
de María José en su Facebook:
“Veo en Cocó un amor que desborda por
cada poro. Cuando me mira nos entendemos, es dulce, suave, calmada, sabia.
Cocó y yo nos fusionamos, ella es un
miembro más de mi familia. No la veo como “hija”, ni “hermana de mi hija”, ella
es un perro. Pero nuestras mascotas son parte de nuestra familia, otra especie,
pero parte de ella y tan importantes como cualquier otro miembro. Pienso que al
verla como hija, le haría mas daño que bien. Nosotros debemos entender que los
collies tienen necesidades distintas a las nuestras, como salir a caminar sin
importar el tamaño de nuestra casa, esto por un asunto de que ellos viven en
manadas y toda manada necesita un líder. Esto a la larga les ayuda a sentir que
estamos acá para cuidarlos y protegerlos. Su psicología es distinta a la
nuestra, no saco nada con decirle amablemente “mi amorcito linda preciosa, no
vuelva a hacer pis ahí”. Eso es humanizarla, cuando es primordial recordar que
primero son perro, luego collie y después “Cocó”. Sus madres no hacen eso
cuando ellos se portan mal. Pero también, al ser miembro de esta familia, le
doy el mismo interés a su salud, alimentación, educación y felicidad que le
dedico a cualquier otro miembro. Me doy cuenta cuando no se siente bien y vivo
su malestar junto con ella, igualmente cuando ella está feliz, me hace
inmensamente feliz a mi también…”
Hay
personas que tienen tendencia a atribuir actitudes humanas a algunos animales. Los
perros somos de los animales a quien más se nos ha humanizado y no somos seres
humanos. El ver y tratar a un collie como un ser humano es uno de los errores más
frecuentes que cometen las personas al relacionarse con nosotros.
Es
una equivocación tratarnos como si fuéramos personas y ello podría derivar en
problemas de convivencia. En muchos aspectos, tenemos necesidades distintas a
las humanas. Aunque también es cierto, que en otras facetas, nos parecemos más
a las personas de lo que creéis. La actitud correcta que debéis tomar los
humanos es ser conscientes de las diferencias y semejanzas, para poder tolerar,
respetar y disfrutar de la convivencia con nosotros.
¿Cómo
podéis tratarnos como parte de vuestra familia sin humanizarnos? Pues bien, no
es tan complicado. Para nosotros, los humanos no sois más que perros muy feos
que camináis a dos patas todo el tiempo. Así que está en vuestras manos
comprender el comportamiento canino para mantener una mejor relación con nosotros.
El hombre suele
tener un ligero o gran complejo de rey de la naturaleza. Todo debe ser a su
conveniencia, todo debe adaptarse a sus necesidades y todo tiene explicación,
siempre desde su punto de vista. En relación al collie, suele pretender
convertirnos en un ser a su imagen y semejanza humana, pero sin sus defectos y
con todas las virtudes. Nos exige la perfección, que no tengamos el más mínimo
fallo y que no causemos el menor conflicto.
Aunque
consiguiéramos ser un “perro perfecto”, nunca seremos “humanos”. Los collies
necesitamos que las personas comprendáis que somos perros y que no nacemos
leyendo vuestra mente o entendiendo lo que queréis. Nuestros procesos de
pensamiento son diferentes a los humanos. Y, a diferencia de vosotros, siempre
vivimos en el presente, por lo cual no podéis esperar que pensemos en otros
momentos. Carecemos de moral, no entendemos de maldad o bondad. Tampoco podemos
desplazarnos mentalmente atrás en el tiempo ni pensar en abstracto.
Somos “animales
sociales” como los humanos, pero los perros necesitamos una buena educación desde
cachorros. Es muy importante y, para lograrlo, hay que tener en cuenta que no pensamos
como vosotros, y no somos un niño. Uno más en la familia. Sí somos uno más,
pero diferentes, con sus ventajas y sus inconvenientes. Con el tiempo y mucha
paciencia, podéis llegar a conocer cómo sentimos y actuamos, y lograr una buena
comunicación y entendimiento.
Son muchas las
personas que aman a los perros, que nos consideran como amigos y familia, que
quieren saber lo que nos pasa por la cabeza, igual que en las relaciones que
mantienen con otras personas. Pero no necesitáis pensar en nosotros como
“personitas peludas” para querer entender en qué medida nuestra vida emocional
se parece a la vuestra. Debéis olvidar la idea de que vivís con humanos
peludos, que no sabemos hablar y que andamos a cuatro patas. Hay que encontrar
el equilibrio. Si asumís y respetáis que los collies somos perros, las
diferencias existentes enriquecerán nuestra relación y la convivencia será satisfactoria
y sin problemas.
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