Hoy
es San Narciso y Girona está de fiestas, “les Fires de Sant Narcís”, la fiesta
grande de Girona. En pleno otoño, la temperatura de la ciudad parece subir
un poco con la alegría de “gironins i gironines” y de la gran cantidad de
visitantes que no quieren perderse esta fiesta.
Hay
propuestas para pasarlo bien en cualquier rincón de Girona, pero el centro
neurálgico está en “la Devesa”. Éste es el nombre del parque que ocupa 40
hectáreas de terreno en plena ciudad de Girona. Está compuesto por más de 2.500
“plataners”, algunos centenarios y con más de 60 m. de altura. Es el pulmón de
la ciudad y aquí es donde están instaladas las atracciones de los feriantes y
la Feria Comercial.
Ayer,
al pasar por Girona después de visitar a mi hermano Gory, mi familia humana
decidió ir a comprar castañas a la feria y les acompañé. Aunque el verano sigue
invadiendo el otoño y apenas hace frío, la humareda y el aroma inconfundible,
nos indicaba que se siguen asando castañas. Un poco de carbón, una rejilla de
hierro donde asarlas y un papel de periódico para hacer el cucurucho y meterlas
dentro, es todo lo necesario para disfrutar de ellas.
Yo
me sentí incómoda con tanto estruendo, luces, sirenas, bullicio, gritos... Esto
no es para mí, acostumbrada a la tranquilidad del campo.
De
pronto observé a una pareja joven tirando de un cachorro de pastor alemán
aterrorizado: cuerpo agazapado contra el suelo, orejas hacia atrás, rabo entre
las patas, tensión corporal…
Cuando
nos acercamos y mi familia les preguntó qué pasaba, contestaron: “No le pasa nada. Pensamos que éste sería un
lugar estupendo para socializarlo”.
A
mí no me parecía un lugar tan estupendo y no creo que el cachorro opinase
diferente. Sam, así se llamaba el cachorro, tenía tanto miedo que temblaba.
Rodeado de un montón de personas ruidosas y niños gritones que le lanzaban la
mano para tocarlo, el pobre cachorro estaba superado. Estaba aprendiendo, sí,
estaba aprendiendo a tener miedo mortal a las personas.
Por
desgracia es una escena que las personas que adquieren un cachorro, provocan
con las mejores intenciones. Hay cachorros que se traumatizan por no entender
lo que significa un proceso sano de socialización. En vez de exponer al
cachorro a diferentes entornos y situaciones de forma gradual, éste puede
acabar traumatizado al lanzarlo a situaciones aterradoras que lo superan.
Un
período sano de desarrollo no significa cualquier tipo de exposición, sino de
una exposición que les permita a los cachorros aprender cosas sobre la vida a
su propio ritmo.
Un
buen plan de socialización debe estar diseñado para prevenir las experiencias
traumáticas, no para crearlas. Hay que tener esto en cuenta al llevar al
cachorro a según qué lugares. Lo ideal es buscar un equilibrio entre una gran
cantidad de exposición y estimulación y una sensación de seguridad. El
equilibrio correcto dependerá de la predisposición genética del cachorro y los
estímulos (entorno enriquecido) recibidos durante su desarrollo.
La
ignorancia de algunos propietarios de perros es determinante. La falta de una
socialización suficiente y adecuada, es la causa que más frecuentemente da
lugar a perros miedosos. La joven pareja propietaria del pastor alemán se puso
muy nerviosa y el chico hizo lo que nunca se debe hacer: castigar a un perro
que tiene miedo. Hacerlo, además del que ya tiene, es añadir el miedo al
castigo y será peor. Luego, la chica, para arreglar la situación, cometió otro
grave error: acariciar e intentar calmar al perro. Esta actitud con un perro
asustado, sólo consigue reforzar su conducta miedosa.
Al
final, la pareja cogió en brazos a su cachorro y se fueron. Nosotros también,
pero antes había que comprar las castañas. ¿Para qué tan calentitas, si el
tiempo es primaveral? Cada mes tiene una imagen, un aroma o un color. Noviembre
llega con olor a castañas asadas y espero que llegue también el otoño. ¿O es
que este año ya no habrá otoño y pasaremos directamente al invierno?