Ya
estamos en verano, el esperado verano para los humanos y el temido y peligroso
verano para los collies. Antes de seguir con mi tema, merece la pena repasar
dos posts que escribió LLUM hace tiempo: “LLEGA EL VERANO” y “GOLPE DE CALOR”
KIMBA descansando en la hierba, ajena a las espigas que la rodean. Es primavera y son verdes y tiernas. En verano son un auténtico peligro a prevenir. |
Yo,
después de hablar con CAP, el más veterano de la manada, os quiero prevenir de
otro peligro del verano: las MALDITAS ESPIGAS.
Una
primavera inestable entre borrascas, calmas y desequilibrios, nos abandonó hace
unos días. Las lluvias, al final, fueron generosas y la hierba creció casi
perceptiblemente. Y ahora, con la llegada del calor, distintas hierbas despliegan
conjuntos de espigas que, al secarse, se van desprendiendo con el viento o con
el roce del paso de animales y personas.
CAP
me cuenta que de joven estuvo muy enfermo por culpa de una espiga que se le
clavó en el tórax, justo donde no llegaba con la boca. Él me dice que con los
dientes se la hubiera sacado, pero al tener que utilizar su pata trasera, se le
fue introduciendo cada vez más hasta que desapareció dentro de su piel. Le
dolía mucho y tuvo que recurrir a sus
mejores movimientos de lenguaje no verbal para avisar a nuestra familia humana.
Le entendieron y le palparon, pero no le encontraron nada. Pasaron unos días y
la espiga le produjo una infección. Medio cuerpo, la parte de atrás, se fue
inflamando progresivamente. Volvió a insistir con nuevos gestos y por fin se
dieron cuenta. Fueron al veterinario y le sacaron todo el líquido que se había
acumulado entre su cuerpo y su piel. Luego hicieron una pequeña incisión en el
lugar que el propio CAP les indicó y le sacaron la espiga. Unos días de
antibiótico y a correr de nuevo.
¿Os
habéis fijado en cómo es el diseño de una espiga? Mientras es verde y tierna no
hay problema, pero cuando se seca es una vaina dura y alargada que termina en
una punta muy aguda y con largos penachos en la parte posterior que constituyen
un ingenioso sistema para que, una vez que entra en contacto con nuestro pelo,
sólo pueda desplazarse hacia delante y de este modo sujetarse bien para no
caerse. El problema para los collies se origina cuando la espiga entra en
contacto con nuestra piel o con algún orificio, porque entonces, literalmente,
se introduce dentro de nuestro cuerpo.
Mi
abuela JOLIE me ha explicado una anécdota que pudo acabar mal, pero que al
final hasta resultó cómica. Observó que uno de sus hijos, con apenas 6 semanas,
efectuaba sacudidas de cabeza. De vez en cuando ladeaba la cabeza como si
estuviera escuchando el suelo. Al día siguiente tenía sangre en la oreja, que
se había hecho rascándose con su pata. Pronto se dio cuenta nuestra familia
humana que se trataba de una espiga en el oído y se lo llevaron al veterinario.
Maite se la extrajo con su habitual maestría y todo acabó en un susto.
CAP
me ha explicado otro caso que me ha producido un escalofrío. Uno de sus hijos,
ya hace unos años, se clavó una espiga entre los dedos de su pata delantera
derecha, con tal mala fortuna que con el tiempo llegó a la altura del tobillo, produciéndole
una fuerte infección. Hubo que operarle
con anestesia total. MALDITAS ESPIGAS.
Hoy, con el calor y la sequedad, estas espigas pueden hacer mucho daño a los collies. |
Se
prevé un verano muy seco en muchas zonas. A los humanos os toca revisarnos
cuidadosamente, sobre todo al regreso del paseo para aseguraros que no tenemos
clavada ninguna espiga. Por su forma de lanza, las espigas van adentrándose en
el pelo y pueden camuflarse en nuestro tupido sub-pelo llegando a clavarse en la carne y provocando
dolorosos abscesos. En determinadas zonas, como en las orejas, la nariz, los ojos
y entre los dedos, son muy peligrosas.
Es
muy importante detectar la espiga a tiempo. Si ves a tu collie que sacude o
inclina mucho la cabeza, estornuda repetidamente o se intenta rascar con la
pata como si algo le molestara, examínalo y pálpalo a fondo. Si la espiga está
en un lugar sensible como el ojo, el oído o las fosas nasales, ni tocarla. Hay
que ir urgentemente al veterinario para que, con los instrumentos adecuados, la
pueda extraer. Si la espiga está clavada en otra zona del cuerpo, se puede
intentar extraer con cuidado, empleando unas pinzas y desinfectando bien a
continuación. Si la ves, pero está demasiado clavada y eres incapaz de
extraerla, acude igualmente al veterinario. Tal vez necesite una pequeña
incisión.
Se
impone la prevención. Pero no siempre es posible evitar las zonas de espigas.
Los humanos podéis prevenir, pero recordad que hay pequeños matojos en el lugar
más imprevisible y que, en esta época que están tan secas, el viento las
traslada con suma facilidad.
Las
MALDITAS ESPIGAS, que se clavan e introducen por todas partes, constituyen uno
de los problemas más frecuentes y molestos, incluso graves, que podemos sufrir
los collies durante este verano seco, seco, que se avecina.
las espigas son mi dolor de cabeza,haze unos dos años que Duk se le clavaron bastantes y fue una pasadilla para el y nosotras la Veterinaria y jo tener que sacarlas,les coji una mania que me pasaba el dia palpaldo a Duk por si encontraba alguna,ahora cuando llegamos de paseo es lo primero que hago cepillarlo y buscar espigas,tambien hay unas bolas unas pequeñas y otras mas grande que se enganchan al pelo,los collies con este pelo tan largo es muy facil que se pege todo. El Calor y las Espigas son las pesadillas del Verano y estos dias los petardos que estan todos acojonados. Un Abrazo para la gran familia de Cal Farré.
ResponderEliminarAqui en Peru, he tenido oportunidad de conocer espigas de cebada y trigo. Las de la ilustracion son silvestres, se parecen a las que menciono. En estado seco, recuerdo que habia de tenerles cuidado por que con mucha facilidad se astillaban e introducian en la piel, habia que recurrir a una pinza para retirarlas. Me imagino que debe ser fregado para nuestros engreidos. Con tanto pelo, hace dificultoso detectar si se le ha clavado alguna. Debe ser lindo vivir en el campo pero como todo en la vida tiene su pro y su contra, las espigas son una de ellas. Solo nos compete tener mayor atencion para evitar en lo posible que no se le clave alguna maldita espiga por ahí.
ResponderEliminarHola, soy Kitty, de León; desde que yo era pequeñita mi "tía" Ebony me enseñó a tener cuidado con las espigas, a ella tuvieron que sacarle una del oído cuando aún no había cumplido los 2 meses, y cuando tenía 2 años se le clavó una en el cuello, donde mas pelo tenemos los collies y cuando se lo notaron ya se le había formado un tumor por la reacción a un cuerpo extraño; tuvieron que operarla y fue muy difícil pues el tumor lo tenía junto a la aorta, además tuvo 2 paros durante la operación, aunque lograron reanimarla las 2 veces, y también tuvo un postoperatorio muy malo, tuvieron que llevarla de urgencias varias veces y volver a abrirla (en vivo para no volver a anestesiarla) así que Eire y yo nunca vamos por los prados en esta época.
ResponderEliminarPero esta tarde en el paseo nos hemos encontrado con nuestro amigo House, es un bulldog francés, que iba cojo y con una pata vendada entera, nos contó que le han tenido que abrir toda la pata para buscar y extraer la espiga que se clavó hace ya un par de semanas; la primera vez le abrieron solo donde él se mordía y no le encontraron nada, pero unos días despues tenía infección en toda la pata, menos mal que ahora ya está mucho mejor.
Que casualidad que ayer, justo un año después que os escribí ese comentario sobre las MALDITAS ESPIGAS, tuvimos que llevar a mi compi Eire a la clínica porque se le había metido una dentro del oído.
ResponderEliminarNuestra veterinaria, Mónica, le metió un cono de metal en el oído para vérselo bien por dentro y despues, mientras Maribel la sujetaba para que no se moviese, a la vez que la tranquilizaba con palabras suaves y caricias, le metió también unas pinzas larguísimas y después de 2 o 3 intentos consiguió sacarle la espiga. Pero la mala suerte fue que le quedó una parte dentro, porque como la tenía clavada en el mismo tímpano.... y aunque lo intentaron unas cuantas veces más no hubo forma de extraérsela.
Mientras esperaban que llegase la otra veterinaria, para ver si con su ayuda conseguían inmovilizar a Eire y sacarle el trozo de espiga que quedaba, me subieron a mi a la mesa y Mónica también metió el cono, que ya vi que llevaba una lupa en la parte de arriba para ver todo muy bien, en mis dos oídos; yo estaba asustada porque no me había hecho ninguna gracia lo que había visto que le hicieron a Eire, pero yo no tenía nada dentro.
Ni siquiera con la ayuda de la otra veterinaria consiguieron que Eire se quedase quieta así que decidieron dormirla, le pusieron una inyección y la metieron en una jaula dentro de una habitación oscura, y Maribel se fue conmigo para casa. Yo iba muy disgustada y triste, porque no entendía por qué habíamos dejado allí a mi compi Eire, pero Maribel me explicó lo que le iban a hacer y que en una hora volvería a buscarla y volvería a casa conmigo otra vez.
Cuando al fin se fue a buscarla, yo también quería ir, pero no me llevó, tardó bastante en volver con Eire, y yo me puse muy contenta al verla otra vez, enseguida me acerqué a darle mimos pero ella me enseñó los dientes, menos mal que Maribel me explicó que era por los efectos de la anestesia y que yo debía dejarla descansar tranquila hasta que se le pasara, así que me tumbé a su lado pero sin molestarla.
Eire estuvo muy rara todo el día pero hoy ya es mi compi de siempre, menos mal, pero ahora ya hemos visto como hay que tener todavía mas cuidado con esas MALDITAS ESPIGAS.
Pues esa ha sido nuestra historia de ayer, así que ya me despido de toda esa gran manada de Cal Farré, os mando muchos besos y lametones (también de parte de Eire), sobre todo para mis abuelos, mi tía, mis primos... pero en general para toda esa gran familia de la que todos los collies formamos parte.
Kitty
Hace ya tantos años de esto... pero no os había contado que una semana después de lo de Eire, a mi también se me metió una en el oido y Maribel tenía mucho miedo de que tuviesen que usar anestesia conmigo para sacarla, pero por suerte no hizo falta, nuestra veterinaria me la sacó limpiamente con las pinzas.
ResponderEliminarPero unos meses mas tarde, en Enero o febrero del año siguiente empecé a cojear en uno de los paseos, nada más llegar a casa Maribel me miró el pie y vio que era por una espiga de la que solo se veía ya como un milímetro, así que fue corriendo a buscar unas pinzas pero mientras tanto yo intenté sacármela con los dientes, pero lo único que conseguí es que se metiera para dentro del todo. Tuvimos que esperar que abriesen la clínica y como Maribel sabía justo el sitio donde se clavó y aún se notaba en la piel nuestra amiga veterinaria intentó sacarla con unas pinzas largas y muy finas y aunque fue bastante difícil logró sacarmela entera. Tuve mucha suerte.
Saludos y lametones para todos. Kitty