jueves, 10 de octubre de 2013

CARTA DE UN NIÑO A SUS PADRES


Entre sorprendidos y esperanzados salieron aquellos padres del Colegio de su hijo. Habían ido a hablar con el psicólogo, a petición del Tutor del curso. Su hijo hacía tiempo que no iba bien. Ellos creían que el problema solo estaba en casa, pero no, su hijo tampoco funcionaba en el colegio. Después de una larga conversación, el psicólogo les dijo:

-          ¿Por qué no le regaláis un perro?

-          ¿Un perro?

-          Sí, un collie. Sé que a él le hace ilusión y creo que le puede ayudar a solucionar algunas de las cosas que hemos hablado.

Hubo un silencio. Los padres se miraron con cara de no entender. El psicólogo continuó:

-          Vuestro hijo tiene su autoestima muy baja. Cuidar de un collie le enseñará a ser responsable. El tener que sacarlo cada día a dar un paseo le proporcionará una sensación de logro, de que algo está haciendo bien.

-          La convivencia con un collie le aumentará la comunicación no verbal y le ayudará a mostrar mayor empatía, algo de lo que carecemos también los adultos.

-          Le aliviará la soledad. Vosotros trabajáis fuera de casa todo el día. Cuando vuestro hijo regrese del colegio, se encontrará con alguien que le dé la bienvenida.

-          Con él podrá practicar la lectura, leyendo en voz alta. Ya sabéis que vuestro hijo es uno de los que se muestra reticente a leer en voz alta en clase. Dicen que los niños dan por hecho que los perros escuchan y entienden.

-          La presencia del collie disminuirá la ansiedad causada por las tareas escolares. Acariciar animales puede reducir la presión arterial, así que tener cerca a su collie puede ayudarle a concentrarse incluso con las materias que menos le gustan.

-          Y, por último, espero que también os dé temas para conversar. El collie es un puente entre padres e hijos.

 
Cuando los padres llegaron a casa, lo primero que hicieron fue buscar un criador de collies… No tenían cachorros disponibles en aquel momento y reservaron un macho de la siguiente camada.

Muy bien. Yo soy de las que piensan que una familia no es una familia al completo si no tiene un collie en su casa, sobre todo si en el hogar hay niños…

Por fin llegó el collie. El niño no lo podía creer. Sus padres le regalaban “el sueño de su vida”, sin ser su cumpleaños, sin ser un premio o una promesa… ¿Por qué?

Pasó el tiempo y el niño mejoró notablemente su actitud en el colegio, consiguiendo buenas notas. Su relación con profesores y amigos era cada vez más buena. Pero no así con sus padres. Estaba entrando en la adolescencia y la relación con sus padres era distante, superficial. Su padre no tenía tiempo para estar con su hijo. La empresa le absorbía y siempre estaba viajando. Su madre había vuelto a recuperar su antiguo trabajo y tampoco dedicaba mucho tiempo a su hijo. En casa, el mejor amigo y confidente era su collie. Se compenetraron muy bien y se entendían a la perfección.

Un día el collie, aplicando su sexto sentido, decidió entrar en escena para solucionar esa relación tan distante con sus padres. “Escríbeles una carta” –intentó hacerle entender a su amigo del alma...

 
 
Esta historia inacabada nos la explicó el niño protagonista, hoy adulto. Han pasado 20 años y el domingo estuvo en casa para reservar un collie para sus dos propios hijos, un niño y una niña. “Ahora es el momento para que convivan con un collie” –comentó su madre.

¿Y la carta? ¿Escribió la carta a sus padres? Sí, la escribió con la “ayuda” de su collie. Su madre aún la guarda y nos prometió que se la pediría para hacer una copia y enviárnosla. Hoy la hemos recibido y aquí está:


“Queridos mamá y papá:

Mis sentimientos son frágiles y os pido por favor que estéis un poco más pendientes de mí. Si os ponéis en mi lugar y podéis entender qué es lo que me pasa, podréis ayudarme con mayor facilidad. Para crecer, necesito vuestro apoyo.

Os ruego que me escuchéis siempre con atención e interés. Cuando os cuente un problema mío, no me salgáis con un “eso no tiene importancia” o con que “ahora no tengo tiempo para esas tonterías”. Tratad de comprenderme y ayudarme.

No me regañéis sin más, ni me gritéis. Si lo hacéis, os respetaré menos y me enseñáis a gritar a mí también, cosa que no quiero hacer.

¿Por qué siempre me estáis dando órdenes? Si, en vez de mandar o exigir que haga las cosas, razonarais, o me las pidierais por favor, las haría más rápido y con más gusto.

Decís que somos una familia, pero para ello deberíais de crear un ambiente que facilite la comunicación. Necesito que me expliquéis las cosas que suceden en casa, sentirme partícipe de vuestras decisiones y poder opinar.

Por favor, confiad en mí. Dadme libertad para tomar mis propias decisiones. Permitidme que me equivoque para que pueda aprender de mis errores. Si me lo dais todo hecho para evitarme el esfuerzo, nunca aprenderé a hacer nada ni a ser responsable. Así algún día, estaré preparado para tomar las decisiones que la vida requiera de mí.

Enseñadme unos hábitos adecuados, dentro de casa y fuera. No me digáis que haga cosas que vosotros no hacéis. Yo aprenderé y haré siempre lo que vosotros hagáis, pero nunca haré lo que digáis y no hagáis.

No me comparéis con mis primos o los hijos de vuestros amigos. Yo soy yo. Si me hacéis lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir. Y si me hacéis lucir peor, el que sufra seré yo.

Y sobre todo, necesito vuestro cariño y amor. Necesito sentiros amigos, necesito sentirme acompañado en todo momento.

A pesar de todo, quiero que sepáis que os quiero mucho…”
 


Con el paso de los años la relación con sus padres fue mejorando. Su collie siguió siendo su cómplice y más que amigo en la adolescencia. Inseparables hasta que fue a estudiar a la Universidad. Y esa separación fue muy dura para ambos. Su collie murió de repente. Tenía ya 11 años, pero sus padres sostienen que murió cuando se dio cuenta que ya lo había hecho todo por aquel joven, que su misión había terminado y ya no le necesitaba. Hoy todavía lloran su ausencia.


1 comentario:

  1. Muito triste, mas educativo para nós pais. Vale a pena ler!

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