Entre
sorprendidos y esperanzados salieron aquellos padres del Colegio de su hijo.
Habían ido a hablar con el psicólogo, a petición del Tutor del curso. Su hijo
hacía tiempo que no iba bien. Ellos creían que el problema solo estaba en casa,
pero no, su hijo tampoco funcionaba en el colegio. Después de una larga
conversación, el psicólogo les dijo:
-
¿Por qué no le regaláis un perro?
-
¿Un perro?
-
Sí, un collie. Sé que a él le hace ilusión y creo que
le puede ayudar a solucionar algunas de las cosas que hemos hablado.
Hubo
un silencio. Los padres se miraron con cara de no entender. El psicólogo
continuó:
-
Vuestro hijo tiene su autoestima muy baja. Cuidar de
un collie le enseñará a ser responsable. El tener que sacarlo cada día a dar un
paseo le proporcionará una sensación de logro, de que algo está haciendo bien.
-
La convivencia con un collie le aumentará la
comunicación no verbal y le ayudará a mostrar mayor empatía, algo de lo que
carecemos también los adultos.
-
Le aliviará la soledad. Vosotros trabajáis fuera de
casa todo el día. Cuando vuestro hijo regrese del colegio, se encontrará con
alguien que le dé la bienvenida.
-
Con él podrá practicar la lectura, leyendo en voz
alta. Ya sabéis que vuestro hijo es uno de los que se muestra reticente a leer
en voz alta en clase. Dicen que los niños dan por hecho que los perros escuchan
y entienden.
-
La presencia del collie disminuirá la ansiedad
causada por las tareas escolares. Acariciar animales puede reducir la presión
arterial, así que tener cerca a su collie puede ayudarle a concentrarse incluso
con las materias que menos le gustan.
-
Y, por último, espero que también os dé temas para
conversar. El collie es un puente entre padres e hijos.
Cuando
los padres llegaron a casa, lo primero que hicieron fue buscar un criador de
collies… No tenían cachorros disponibles en aquel momento y reservaron un macho
de la siguiente camada.
Muy
bien. Yo soy de las que piensan que una familia no es una familia al completo
si no tiene un collie en su casa, sobre todo si en el hogar hay niños…
Por
fin llegó el collie. El niño no lo podía creer. Sus padres le regalaban “el
sueño de su vida”, sin ser su cumpleaños, sin ser un premio o una promesa… ¿Por
qué?
Pasó
el tiempo y el niño mejoró notablemente su actitud en el colegio, consiguiendo
buenas notas. Su relación con profesores y amigos era cada vez más buena. Pero
no así con sus padres. Estaba entrando en la adolescencia y la relación con sus
padres era distante, superficial. Su padre no tenía tiempo para estar con su
hijo. La empresa le absorbía y siempre estaba viajando. Su madre había vuelto a
recuperar su antiguo trabajo y tampoco dedicaba mucho tiempo a su hijo. En casa,
el mejor amigo y confidente era su collie. Se compenetraron muy bien y se
entendían a la perfección.
Un
día el collie, aplicando su sexto sentido, decidió entrar en escena para solucionar
esa relación tan distante con sus padres. “Escríbeles
una carta” –intentó hacerle entender a su amigo del alma...
Esta
historia inacabada nos la explicó el niño protagonista, hoy adulto. Han pasado 20
años y el domingo estuvo en casa para reservar un collie para sus dos propios hijos,
un niño y una niña. “Ahora es el momento
para que convivan con un collie” –comentó su madre.
¿Y
la carta? ¿Escribió la carta a sus padres? Sí, la escribió con la “ayuda” de su
collie. Su madre aún la guarda y nos prometió que se la pediría para hacer una
copia y enviárnosla. Hoy la hemos recibido y aquí está:
“Queridos mamá y papá:
Mis sentimientos son frágiles y os pido
por favor que estéis un poco más pendientes de mí. Si os ponéis en mi lugar y
podéis entender qué es lo que me pasa, podréis ayudarme con mayor facilidad.
Para crecer, necesito vuestro apoyo.
Os ruego que me escuchéis siempre con
atención e interés. Cuando os cuente un problema mío, no me salgáis con un “eso no tiene importancia” o con que “ahora no tengo tiempo para esas tonterías”. Tratad de comprenderme y ayudarme.
No me regañéis sin más, ni me gritéis.
Si lo hacéis, os respetaré menos y me enseñáis a gritar a mí también, cosa que
no quiero hacer.
¿Por qué siempre me estáis dando
órdenes? Si, en vez de mandar o exigir que haga las cosas, razonarais, o me las
pidierais por favor, las haría más rápido y con más gusto.
Decís que somos una familia, pero para
ello deberíais de crear un ambiente que facilite la comunicación. Necesito que
me expliquéis las cosas que suceden en casa, sentirme partícipe de vuestras
decisiones y poder opinar.
Por favor, confiad en mí. Dadme
libertad para tomar mis propias decisiones. Permitidme que me equivoque para
que pueda aprender de mis errores. Si me lo dais todo hecho para evitarme el
esfuerzo, nunca aprenderé a hacer nada ni a ser responsable. Así algún día,
estaré preparado para tomar las decisiones que la vida requiera de mí.
Enseñadme unos hábitos adecuados,
dentro de casa y fuera. No me digáis que haga cosas que vosotros no hacéis. Yo
aprenderé y haré siempre lo que vosotros hagáis, pero nunca haré lo que digáis
y no hagáis.
No me comparéis con mis primos o los
hijos de vuestros amigos. Yo soy yo. Si me hacéis lucir mejor que los demás,
alguien va a sufrir. Y si me hacéis lucir peor, el que sufra seré yo.
Y sobre todo, necesito vuestro cariño y
amor. Necesito sentiros amigos, necesito sentirme acompañado en todo momento.
A pesar de todo, quiero que sepáis que os
quiero mucho…”
Con el paso de los años la relación con sus padres fue mejorando. Su collie siguió siendo su cómplice y más que amigo en la adolescencia. Inseparables hasta que fue a estudiar a la Universidad. Y esa separación fue muy dura para ambos. Su collie murió de repente. Tenía ya 11 años, pero sus padres sostienen que murió cuando se dio cuenta que ya lo había hecho todo por aquel joven, que su misión había terminado y ya no le necesitaba. Hoy todavía lloran su ausencia.
Muito triste, mas educativo para nós pais. Vale a pena ler!
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