martes, 29 de abril de 2014

PARÁSITOS CANINOS, HUMANOS PARÁSITOS


Cada día hay más horas de sol, la temperatura es más alta y el colorido de las flores empieza a verse por todas partes. Estamos en plena primavera. Esto significa que nuestra familia humana nos va a dedicar más tiempo para disfrutar del paseo y divertirnos juntos.

Sin embargo, la primavera también nos puede suponer alguna alergia con tantos pólenes flotando en el ambiente, o bien sufrir el ataque de parásitos externos, con el despertar de pulgas, garrapatas y otros ácaros, cuya presencia aumenta en los meses cálidos.


Los parásitos son organismos vivos que pueden desarrollar su actividad vital en nuestra superficie o en nuestro interior. Los que viven en el interior se denominan parásitos internos o endoparásitos, y los que viven en la superficie son parásitos externos o ectoparásitos.

El control de los parásitos internos se efectúa extremando los hábitos de higiene durante todo el año y tomando los fármacos adecuados para prevenir.

Los parásitos externos, en cambio, tienen ciclos de vida complejos y adaptados a las condiciones climatológicas habituales en su ambiente. Los principales son las garrapatas y las pulgas. Pueden causar irritación, reacciones tóxicas y transmitir graves enfermedades. Por suerte, yo no he visto nunca una garrapata ni una pulga. Voy protegida con un collar Scalibor y con una pipeta de Frontline Combo.

Pero, para parásitos, el hombre y su reino humano. Y no me refiero a las desafortunadas y ofensivas declaraciones de la Presidenta del Círculo de Empresarios, que no se le ha ocurrido otra cosa que llamar a los parados “parásitos”. Me refiero a unos parásitos muy peligrosos.

En mi corta vida entre los humanos, estoy descubriendo que el peor parásito es el hombre, aquellas personas que se buscan un sillón a base de medrar y agradar, y se quedan sentadas siempre a costa de lo que sea y de quien sea. Estos parásitos abundan, sobre todo, en los ámbitos de la política, la banca y las grandes empresas. Y no existen en el mercado collares ni pipetas para protegerse de ellos.

Estos parásitos aparecen en cualquier época del año. Llegan con falsas sonrisas y palabras vacías en el fondo pero atractivas en la forma, y se ganan la confianza y el sillón del poder, se supone que para un tiempo determinado, hasta que te das cuenta que el tiempo no pasa por ellos y la posición la tienen tomada y bien sujeta para que nadie se la arrebate. Y ya, para siempre, vivirán de los demás. Nadie osará llevarles la contraria, porque siempre tendrán una mirada con dobles intenciones de amenaza de contar aquello que quizá pueda comprometer a alguien. Siempre habrá algo que no conviene que se sepa o algún favor pendiente de pago.
Estas personas parásitas pierden la honradez, la credibilidad y el respeto. Lo único que les importa es conservar la posición y el poder, igual a dinero. Porque sólo es eso: dinero. Dinero fácil. Pagas, sobres, comisiones, dietas.... por hacer poquito, o nada.

Como bien le respondió un líder político a la Señora antes citada, "los parásitos de este país no están precisamente entre los trabajadores y los parados, sino entre aquellos que están evadiendo impuestos con el consentimiento cómplice de poderes políticos e institucionales”.



Si no existen collares ni pipetas anti-humanos-parásitos, ¿cómo puede protegerse la buena gente, que son mayoría? ¿Algún humano de buena voluntad sabe, se atreve y es capaz de poner las medidas adecuadas y encaminadas a la erradicación, de una vez por todas, de los diferentes parásitos en sus diversas variedades y mutaciones? Me temo que los humanos parásitos son resistentes hasta a los tratamientos más agresivos y radicales, por revolucionarios e innovadores que sean. Mucho me temo, que no hay un tratamiento eficaz, porque las personas parásitas no paran de mutar, tanto en el "color" como en la rapidez para "crecer" y "reproducirse".

A los collies, nada humano nos es ajeno y queremos seguir soñando que todavía es posible que la sociedad logre superar esta grave crisis de valores, porque "En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente" (Khalil Gibran) 




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