viernes, 24 de julio de 2015

COLLIES EN EL COCHE Y LA DGT

Hace tiempo que no me llevan de excursión. Es lo que tiene ser madre y ocuparte de tus cachorros. Hoy, por fin, me han llamado y he subido como una exhalación al coche. Allí estaba ya Bruixa, no tan contenta como yo, porque no le gusta ir en coche. Nos vamos hacia el Pirineo y salimos muy temprano para evitar caminar en las horas de más calor.

Está amaneciendo, cuando, de repente, nos detenemos en una rotonda. Me pongo en pie y veo a un policía saludando: “Bon dia, la documentació del cotxe si us plau”.

Tantos viajes en coche y es la primera vez que nos para la policía. El otro agente viene hacia la parte de atrás y mira por las ventanillas del maletero. Hace cara de buena persona. Nuestras miradas se cruzan, mientras Bruixa sigue estirada, medio mareada. “Són collies!” –exclama con alegría, “els puc tocar?”

Creía que la policía era más seria. Aunque nos dicen que se trata de un control rutinario, me sorprende ver a un agente uniformado y “de servicio”, acariciando unos collies desconocidos...

Aprovechando la “familiaridad”, JZ le pregunta al primer agente, que ya ha devuelto la documentación, sin mirarla:

-       Como puede ver, los collies van sueltos en el maletero, ¿qué dice la normativa actual de la DGT sobre el transporte de perros en coche?

-       Los lleváis bien. No tienen acceso al conductor, están tranquilos y no molestan. La ley es bastante ambigua. Dice que el conductor ha de tener campo de visión, que no haya ningún elemento de distracción o que limite sus movimientos.

-       ¿Pueden sancionar? ¿A cuánto puede ascender la multa?

-       Transportar un animal suelto que pueda interferir en la conducción, puede ser sancionado con multa de hasta 100 euros. Cuando se lleven sueltos, con acceso al conductor, varios animales o un animal sentado en el regazo del conductor, los hechos podrían considerarse como conducción negligente (infracción grave) castigada con multa de 200 euros.

No me gustan las leyes que no son claras y que permiten diferentes interpretaciones de los artículos. La “Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial”, en su Artículo 11.2, dice:
“El conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencias entre el conductor y cualquiera de ellos”.

SAMBA, en el asiento trasero, con su arnés de seguridad

Hace un tiempo, me contaron que en una tienda de accesorios para perros, pusieron una dependienta en la puerta, sugiriendo a los clientes que compraran un arnés especial para el coche, porque la policía se había colocado junto a  las escuelas a multar a todas las personas que llevaran suelto el perro dentro de su vehículo. Cundió la alarma y agotaron los arneses, tratando de evitar una multa. No era verdad y es reprobable utilizar la táctica del miedo.  

El miedo a la multa o a la pérdida de puntos no nos importa a los collies. Al margen de la interpretación de la ley, lo que queremos es viajar en coche seguros y no perjudicar a nadie. Un perro suelto en el vehículo puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente porque puede aumentar la distracción del conductor, interferir en la conducción al subirse encima del conductor o al afectar a los sistemas mecánicos (pedales, cambio de marchas, etc.), y puede provocar daños al resto de ocupantes en caso de frenazo o impacto.

Para nuestra seguridad en el viaje existen distintas opciones, dependiendo del coche.
Si viajamos en los asientos traseros, algo tan sencillo como un arnés de seguridad, con un sistema para atarlo al asiento como si de un cinturón de seguridad se tratara es uno de los métodos más utilizados actualmente. En caso de accidente, un perro sin retención puede producir altas cargas de impacto en el caso de un choque frontal, ya que a unos 50 km/h se multiplica por treinta y cinco veces su propio peso. Esto significa que un collie de 20 kg de peso tendrá una carga de impacto que superará los 700 kg a dicha velocidad, algo que en caso de impactar contra otro ocupante supondría lesiones graves, incluso mortales. Siempre que los humanos nos hagáis viajar en el interior del vehículo, debemos ser considerados como un pasajero más y, por tanto, debemos ir protegidos, para nuestra propia seguridad y para la de los demás ocupantes. No se recomiendan los correajes que se enganchan directamente al collar, ya que podría estrangularnos y supondría un riesgo para los pasajeros. Utilizar siempre un arnés que sujete todo el cuerpo, optando por los que han demostrado su eficacia mediante ensayos de choque o que están homologados mediante normas europeas, por ejemplo, ECE R17 o DIN 75410-2. Según la talla o el peso del animal, se pueden establecer diferentes sistemas de retención, que sujetan a los perros mediante el cinturón de seguridad o los dispositivos Isofix.

Para vehículos con portón trasero o familiares, se puede utilizar unas barras o rejilla divisoria que permite habilitar el maletero. Hay que tener en cuenta la estabilidad tanto de los respaldos de los asientos como del montaje de la rejilla, de modo que se optará por aquellas que van montadas desde el techo del vehículo al suelo del maletero y que cumplen las normas DIN 75410-2.

Yo, con ARA y SWAN, sueltas en el maletero

El transportín es otro de los métodos muy utilizado y seguro para viajar. En caso de disponerlo en el maletero, se colocará lo más cerca posible del respaldo y en posición transversal respecto a la dirección de la marcha. Para perros de pequeño tamaño o cachorros, los transportines se deben colocar dentro del habitáculo, concretamente sobre el suelo detrás de los asientos delanteros. Nunca se debe colocar un transportín sobre el asiento sujeto por un cinturón de seguridad, ya que las pruebas realizadas ponen de manifiesto que, en un choque, la caja se rompe y la mascota sale despedida a través de la pared del transportín.

Otro de los métodos, ya en desuso, es una red de seguridad. Su funcionamiento es similar a las barras, con el inconveniente de que es un material flexible y poco resistente. No es nada recomendable.

En España somos más de nueve millones de mascotas, entre perros y gatos. En teoría somos un miembro más de la familia, con quien nos gusta viajar, disfrutar y compartir experiencias. Pero queremos viajar con seguridad y necesitamos la ayuda de los humanos para que dicho viaje sea perfecto.



(Fuente: RACE)

No hay comentarios:

Publicar un comentario