jueves, 28 de octubre de 2010

YO ROBÉ TU PERRO


Querida KIT,

No nos conocemos. Yo soy un collie que nació antes que tú en tu misma casa. Mi familia sí que te conoce y sigue con frecuencia el Blog de Llum.

Yo quiero mucho a mi dueña y estamos muy unidos. Ella a veces está enferma y se ha de quedar en casa. Yo la mimo e intento aliviar sus dolores. Así, desde hace más de 8 años.

Ella es una persona muy buena, pero hace unos meses cometió un delito: robó un perro.

Por la zona donde vamos a caminar, no lejos de casa, había un perro atado en una terraza. A cualquier hora, siempre estaba atado y llorando. Mi dueña pasa por delante de esa casa cada día con el coche y el perro siempre estaba allí, triste, muy delgado, solo y encadenado. No estaba abandonado porque en su casa hay luz y movimiento.
Hasta que una noche, mi dueña se levantó a una hora intempestiva y se fue. Yo, que duermo a sus pies, me quedé muy inquieto porque intuí lo que iba a hacer, pero no se lo impedí. Al cabo de un rato regresó con el perro, que resultó ser una perra.

Nunca pensé contar esta historia, pero hoy he encontrado el borrador de la carta que mi dueña dejó, unos días después, en el buzón del propietario de la perra.

Decirte que la perra estuvo un tiempo con nosotros (somos tres perros y dos gatos) y hoy vive feliz con una nueva familia. No te pongo nombres, porque sé que cometimos una ilegalidad…

Aquí te transcribo la carta:



“Que sus costillas se marcaran claramente, que sus orejas estuvieran asquerosamente sucias, que su estado general fuera más bien lamentable, y que su pelo y sus ojos estuvieran apagados, eran prueba clara de que no te la merecías. Pero por si acaso, pregunté a las autoridades locales si se había denunciado la desaparición de una perra (sin identificar) de sus características, o si habías puesto algún anuncio por su pérdida en el periódico local. No lo hiciste, de lo que sólo puedo deducir que no la echas de menos. Ni te interesa, ya que el hecho de que no esté castrada, ni vacunada supongo, y de que esté infestada de parásitos, significa que devolverle la salud cuesta un dinero. No te preocupes, ella tampoco te encuentra a faltar.

Le costó alrededor de un día darse cuenta de que yo no soy tú, de que no le haré daño... Le llevó dos días darse cuenta de que los otros animales que viven aquí la aceptan, y de que uno de los placeres que hasta ahora se había perdido es la compañía de otros perros. Tardó tres días en apreciar el éxtasis de una buena comida y aprender que los sofás son para echarse encima, y que ya no tiene que dormir a la intemperie...

Ahora tiene un nombre bonito. Ya después de una semana empezó a tener el aspecto que debería. Le brillan los ojos, y ha aprendido a mover la cola en señal de saludo. Ha dejado de encogerse cuando hago algún movimiento brusco, porque sabe que no la voy a pegar, de hecho, casi nunca se aparta de mi lado. Incluso se ha vuelto tan valiente que se ha atrevido a ladrarle a uno de los gatos, y hoy la vi por la ventana animando a los otros perros a jugar.

Está claro que no te echa de menos, ni a ti, ni a su vida de abandono atada a una cadena. De todas las cosas que he aprendido de mi breve relación con ella -como su naturaleza benévola, su increíble capacidad para curar viejas heridas y aprender a confiar, y el hecho de que el amor puede hacer milagros- una de las más evidentes es lo estúpido que eres.

Es posible que ella fuera el ser más cariñoso, leal y fiel de tu vida, y tú la condenaste a una existencia de miseria y soledad, tanto que en su interior ya había tomado la mejor decisión que se le podía ocurrir: escapar. Por eso cuando aparecí en medio de la noche para robártela, no me ladró y se vino conmigo. Quizá su ángel de la guarda la ayudó. Y para que nadie me tome a mí por un ángel, confesaré que aspiro a poder ser tan buena como ella algún día.

Creo que te perdonó en menos de veinticuatro horas de su nueva vida, por los cerca de cuatro años de su "vida" anterior, mientras yo aún me debato en un tira y afloja con esa parte de mí que espera que un día te pudras en el infierno. Aún no está claro si se va a quedar aquí, o si le buscaré un buen hogar donde reciba una atención más "individualizada" de la que yo puedo darle, pero una cosa es segura, esta "propiedad" robada nunca va a volver a tus manos. Así que ya puedes demandarme, perseguirme o repetir ante un tribunal que te pertenece legalmente...

Estoy convencida que este es el mejor delito que he cometido nunca. Pocas cosas me han hecho más feliz que robarte a tu perra. Sólo tengo que ver sus preciosos ojos marrones, para saber que ella defendería mi decisión con su vida. Sólo rezo para que no se te ocurra sustituirla, y si hay un día especial que podemos celebrar juntos, es el día en que te robé la perra, que es el día en que ella me robó el corazón y descubrió el placer de la libertad”
(Fuente: Jim Willis) 
¡Viva la libertad!



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