viernes, 23 de septiembre de 2011

NARIZ CALIENTE

Ayer fui al veterinario. Como nuestra veterinaria siempre viene a casa a ponernos las vacunas, creo que es la segunda vez que yo voy a su clínica. Y no fue por enfermedad, sino para acompañar a mi padre Cap. Ha cumplido 10 años y le hicieron una analítica de semen. Y como yo estoy en pleno celo, necesitaban mi presencia para facilitar la extracción.

Mientras esperábamos en la sala de espera, llegó una señora exaltada con un perro en brazos y gritando que su perro estaba enfermo, que tenía mucha fiebre, porque tenía la nariz caliente y seca...
 
Nuestra familia la dejó pasar, parecía una urgencia grave. Pero, de grave, nada. Salió enseguida y pidió disculpas. Luego, nuestra veterinaria comentó:

-          Si la gente se acostumbrara a utilizar el termómetro… Por un lado, nos ahorraríamos visitas innecesarias, y por el otro, podríamos detectar a tiempo problemas graves.


“Nariz caliente”. Esta forma de valorar la temperatura corporal que tienen algunas personas no es de fiar y conduce a errores y preocupaciones innecesarias.

¿Por qué no utilizar un termómetro? Hoy en día existen los termómetros digitales, rápidos, precisos y fáciles de usar. La medición se realiza por vía rectal (por el ano, eso que los collies conocemos como culo). La punta del termómetro se lubrica con vaselina para permitir una penetración suave que no nos lastime y nos incomode lo menos posible. Se introduce un par de centímetros en el culo y se espera a que suene la alarma. Luego se retira suavemente y se procede a su lectura.

Nuestra temperatura rectal suele ser de 39 grados centígrados, con una variación "aceptable" de 0,5 por encima o por debajo. La fiebre consiste en la elevación de esa temperatura por encima de 39,4º C. Por supuesto que nos tenéis que poner el termómetro cuando estemos calmados y en reposo, y no después de correr y jugar.

-          La fiebre en los perros –prosiguió la veterinaria- al igual que en los seres humanos es uno de los primeros síntomas que nos alertan de que algo está pasando en la salud de nuestro perro. No es una enfermedad, es sólo un signo o síntoma de otra cosa, como por ejemplo enfermedades infecciosas, inflamaciones, dolor, enfermedades tumorales, etc.


¿Por qué nos han de poner el termómetro en el culo?
Nuestro cuerpo presenta temperaturas distintas y la temperatura rectal es la más representativa de nuestro interior y también es la más estable.
Hay que tener presente que la temperatura corporal está sometida a variaciones normales y puede variar unas décimas: aumenta durante el día y desciende por la noche. Y los collies jóvenes tienen mayores variaciones de temperatura que los adultos, con mayores fluctuaciones diurnas.

-          Ante un incremento de la temperatura, NUNCA hay que administrar ningún tratamiento sin consultarnos a los expertos. La fiebre es una defensa del organismo ante inflamaciones e infecciones y siempre debe ser el veterinario el que averigüe sus causas.


-          Si la fiebre supera los valores normales y además el perro presenta decaimiento, vómitos, diarrea, heridas o secreciones en los ojos o la nariz, estamos ante una situación que requiere de la atención de un veterinario. No hay que esperar más. Hay que ir a la consulta del profesional, para que investigue cuál es la causa de la fiebre y determine el tratamiento apropiado.

Por suerte para los humanos que nos cuidan, los collies tenemos un “termómetro” incorporado para avisaros cuando estamos enfermos: nos cambia bruscamente nuestro carácter, nuestra manera habitual de actuar. Si nos encontráis en esta situación, si nuestra mirada es aún más triste, si estamos inactivos… ponednos el termómetro de verdad. Y si marca 39,5 grados no nos deis ningún medicamento, agua y al veterinario más cercano.

1 comentario:

  1. En mi corta experiencia con collies concuerdo en que, aunque no todos, la mayoría tienen un "termómetro" incorporado. Sus ojos hablan por ellos, así que es fácil acudir inmediatamente al veterinario.
    Claro que también hay los "teatreros" como les llamamos aqui en casa, nosotros tenemos 2. Recordamos muy bien la noche del post-operatorio de Orión tras la castración, él apenas tenía 10 meses. Empezó a temblar y luego se quedó laxo, lo llamábamos por su nombre y no abría los ojos, lo sacudíamos y apenas reaccionaba. La desesperación en casa era increíble, llamamos de emergencia a nuestro amigo veterinario, el cual vino rápidamente aunque para nosotros cada minuto era una eternidad, Orión ya no reaccionaba ante ningún estímulo. Varias aquí ya estaban en lágrimas. Mamá, a pesar de ser médico humano, estaba bloqueada también.
    Llegó el veterinario, entró y dijo PICUDO! (como les dice de carinho) y Orión se levantó y movió su colita a toda velocidad.
    Nos quedamos estupefactas...y obviamente nuestro amigo veterinario no hacía más que reirse. Si no hubiese vivido ese momento diria que exageraban, lo cierto es que aquel día Orión se consagró como el mejor actor de la casa! jajaja...

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