“Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina”
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina”
(Miguel Hernández)
Los
humanos "ven" el mundo fundamentalmente por medio de los ojos y de
los oídos. Los perros, en cambio, “olemos” el mundo. Nos movemos por él
dependiendo de la nariz.
La
capacidad que tenemos los collies para experimentar el mundo a través de nuestro
hocico, significa para los humanos que nunca sabrán exactamente cómo es el
mundo para nosotros, porque muchas de las cosas que los collies percibimos
están lejos de su capacidad. Se nos da tan bien buscar e identificar olores que
ninguna persona puede llegar a imaginar el aspecto que el mundo tiene para nosotros.
Los
humanos tienen unos cinco millones de células olfativas frente a los 220
millones que tenemos los collies. Ningún humano, eminentemente visual, puede
llegar a imaginarse lo que significa oler el mundo y obtener información a
través del olfato.
Nuestro
oído también es fino, más que el humano, pero nuestra vista es deficitaria y los
sentidos del tacto y del gusto son limitados. En cambio nuestro hocico es una
maravilla. Y además poseemos el sexto sentido (ver post anterior), inexplicable para los
humanos.
Los collies interpretamos el mundo a través de
nuestra nariz |
Los collies interpretamos el mundo a través de nuestra nariz. Olemos a las personas, a los otros perros, el entorno y todo aquello que, a través del aire, llega a nuestras fosas nasales.
El
olor de cada individuo es tan único como sus huellas dactilares. Cuando los
perros nos olemos entre nosotros u olemos la orina de otros perros, en realidad
lo que estamos haciendo es algo así como intercambiar nuestras tarjetas de
visita. Las zonas donde muchos perros hacen sus necesidades son como un tablón
de anuncios local o el muro de Facebook, donde cada uno expone su vida al resto
de la comunidad. Procesando bien los olores podemos saber la edad, el sexo, si hay
alguna hembra en celo, el tipo de alimentación… e incluso aspectos más íntimos
como la timidez, la agresividad, el miedo, etc.
El
sentido del olfato es una de las vías más rápidas por las que la información
llega al cerebro y se procesa. Los collies no necesitamos ningún GPS para
localizar cualquier cosa que nos resulte de interés. Nuestro olfato nos muestra
unos precisos mapas mentales con todo tipo de detalles.
Cuando
llegas a casa y tu collie te inspecciona con la nariz, huele tus manos,
pantalones, abrigo, zapatos…, lo que en realidad está haciendo es viajar en el
espacio y el tiempo y procesar toda la información. Él puede llegar a saber
desde qué has comido hasta dónde y con quién has estado.
A
mí hay una cosa que me da mucha rabia: la televisión, el teléfono móvil, la
pantalla del ordenador, los periódicos y revistas… NO HUELEN. ¿Por qué el
hombre, tan listo y capaz de inventos inverosímiles, no permite los olores en
los medios de comunicación? Muy sencillo, porque los collies nos rebelaríamos
al detectar la manipulación, la noticia falsa, las verdades a medias, la
censura, la falta de ética y la vulneración de códigos deontológicos. Como me comentaba
mi hermano desde el otro lado del
océano, “la prensa ya no es libre, ni
democrática y cuando lo es, mejor ahogarla. El control de la noticia, de los
medios de comunicación acaban despidiendo a los buenos periodistas, llevándolos
a la cárcel o incluso matándolos, como está sucediendo en algunos países…”
Huelo que no será éste un plácido y melancólico otoño cualquiera |
Nada
humano nos es ajeno a los collies. Y nada inhumano nos resulta indiferente. Por
eso me entristece tanto que los políticos que os gobiernan no sean buena gente.
Cada uno tiene su propio olor particular, que les delata más que su cansina
oratoria o cualquier expresión de su cara. Huelo que solo piensan en sus
intereses partidistas en vez de reinventarse y buscar soluciones audaces,
novedosas y pensando en la gente. Huelo que los estados (los gobiernos que los
gestionan) están perdiendo su legitimidad a pasos agigantados, al mismo ritmo
al que dejan de garantizar derechos básicos.
Tras
las lluvias de estos días, hoy he ido con Jolie a pisar las hojas caídas. Me
agrada la neblina, la sensación de gotas diminutas en el hocico y las pestañas, la frescura del aire, repentinamente cargado
de ozono y de iones. Jolie, mientras, me ha ido informando sobre el perfecto
sistema olfativo de los perros. Un sistema muy bien aprovechado por los humanos
para detectar drogas o explosivos, localizar personas, prevenir ataques de
epilepsia, etc. Y es que, a pesar de todos los adelantos tecnológicos, la
percepción olfativa del perro aún no ha podido ser sustituida por ninguna
máquina.
¿Sabes
que me gustaría hacer, Jolie? Entrar en los despachos donde los poderosos
deciden sus planes, pasear por los pasillos del Parlamento, por la Casa Blanca,
el Kremlin…, perderme en los edificios de las grandes multinacionales, las
sedes de los bancos, los grupos editoriales… ¿Para qué? Para OLER. Oler y
descubrir cuánto mienten y hasta dónde son capaces de llegar. Podría oler si en
aquel despacho se han aceptado sobornos, se ha usado información privilegiada o
se han concedido favores saltándose las normas. Podría oler si alguien ha
estado vulnerando la ética de la convicción democrática. Y seguramente que
olería mucho fraude por evasión de impuestos de empresas, grandes fortunas y
bancos…
KIT y JOLIE intentando oler aromas positivos y olores de esperanza e ilusión |
En
el paseo he observado que la llovizna intensifica los olores. La humedad libera
las moléculas, les da vida a los aromas y los lleva por el aire hasta mis fosas
nasales. Los olores son más potentes, me llegan de lejos con nitidez y puedo
identificarlos. Huelo que no será éste un plácido y melancólico otoño
cualquiera. Tensión, miedo, ansiedad, expectativa, excitación, disgusto... Cada
una de estas emociones tiene su olor característico y muchas de ellas emanan hoy
de las ciudades y pueblos del mundo humano. El ambiente está tan denso que
parece que pueda cortarse con un cuchillo. Más pobreza, más paro, más hambre,
más recortes, más desahucios… son las consecuencias para millones de personas
de la “salida” a la crisis por la que apuestan los gobernantes. Más
indignación, más malestar y más desobediencia es la respuesta en la calle.
Mi
abuela Jolie, regresando del paseo otoñal, me decía: “Si las personas profundizan en las causas de la crisis, su tratamiento
y las consecuencias que está teniendo, no se podrán conformar en calificarla
sólo como una crisis económica sino también de valores y sobre todo de derechos
humanos”. Con la crisis el miedo se adueña de las personas y las paraliza.
A este miedo se le contrapone, en palabras de Albert Einstein, “la fuerza más poderosa del universo: la
creatividad de la humanidad en acción, capaz de superar cualquier obstáculo que
se le presente. Y esta acción creativa de la humanidad se activa con la
esperanza de otro mundo mejor no sólo posible sino urgente e imprescindible
para preservar la Vida con mayúsculas...”
Esperaré
paciente la llegada de una primavera (que no será la próxima) para ver florecer
las ramas, fructificar las flores y madurar los frutos. Quisiera oler aromas
positivos y olores de esperanza e ilusión porque todavía existen personas
enraizadas en el amor que llevan en sus vidas, como una siembra de esperanzas,
todas las primaveras y todas las cosechas.
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