sábado, 5 de diciembre de 2015

BRUJAS MÁS ALLÁ DE LA NIEBLA

“Hoy hace niebla, hay niebla,
pero arriba, en el cielo,
como todos los días,
ha salido el sol, hay sol
por encima de la niebla.”
(Andrés C. Bermejo)

Mi nieta Bruixa es una “bruja”, sabia, independiente, fuerte. Ser bruja hoy en día es un privilegio de espíritus libres, de corazones osados… A la bruja se la ve como algo remoto, lejano, de otro tiempo, pero la bruja no tiene edad, ni una época. Los espíritus fuertes trascienden esas ideas. Es el poder de la imaginación... Estos días he de cuidar de ella. Su madre está de baja por maternidad. Suerte que soy una abuela joven y moderna y puedo con todo. Pienso en los “nuevos abuelos” humanos, que brillan por su disponibilidad y su capacidad para asumir roles múltiples.
 
NINA, mirando hacia el objetivo: el Puig de les Bruixes. BRUIXA con ganas de empezar a caminar.

Bruixa, a los 6 meses, estuvo en la poza de Les Bruixes, donde en las noches de luna llena todas las brujas de la comarca se reunían para hacer sus aquelarres. Ahora ha oído hablar de una montaña, el Puig de les Bruixes (Pico de las Brujas), y hacia allá hemos ido hoy de excursión. “Me pusisteis de nombre Bruixa y quiero conocer todos los lugares donde hubo brujas”. Me parece que eso va a ser muy difícil. La figura de la bruja está muy extendida en los Pirineos, donde muchos pueblos tienen a la bruja como símbolo y la tradición popular sitúa numerosas pozas negras y montañas como lugares de encuentro de brujas, supuestos espacios de culto y brujería, como el Puig de les Bruixes.

Hemos salido temprano de casa. Hay que viajar una hora y media en coche y luego dos horas caminando hasta la cima. “Guau –ha exclamado Perla, ¡mal día para ir de excursión!” Niebla y frío. Al paso por Camprodón, la temperatura era de -3º y los prados estaban blancos por el rocío de la noche, como si hubiera nevado. Después de Rocabruna, tomamos una pista forestal, 7 km. de lenta ascensión. Pronto nos damos cuenta que estábamos equivocadas. La niebla estaba en el valle. A falta de 2 km., emergimos de ella y nos encontramos con un sol espléndido, un auténtico regalo.


Al bajar del coche, las vistas son imponentes: un inmenso mar de nubes bajas.

Dejamos el coche en la Bassa de Monars y contemplamos un inmenso mar de nubes bajo nuestras patas, con horizonte incluido. Iniciamos el camino. Pasamos por un bosque de robles y otro de avellanos. En menos de una hora llegamos al Pla de Serra. No solo el sol y un cielo intensamente azul hacen que estemos de buen humor, sino también los coloridos bosques, con esos tonos amarillo fuerte y naranja. De repente, me pongo en guardia. He olido a alguien. Las tres empezamos a ladrar. “¿Serán brujas?” –nos pregunta Bruixa. Se acercan dos personas y nos saludan. Perla y yo nos acercamos. Bruixa sigue ladrando desconfiada. “Basta ya, Bruixa” –le digo, “¿es que no te funciona tu sexto sentido?, son gente de paz”.

NINA, contemplando la niebla baja.

-       ¿Vais al Puig de les Bruixes? –pregunta el de mayor edad. Antiguamente, en estos parajes –nos explica con voz de sabio, las brujas se reunían para bailar las noches de San Juan. El Puig de les Bruixes fue un lugar de supuestas celebraciones de aquelarres, punto de cita de las brujas más importantes de la comarca. Aún hoy, algunos creemos que entre la densa niebla cabalgan las brujas…

PERLA y BRUIXA en el Pla de Serra. Al fondo, el Puig de les Bruixes. 

Solo le faltaba a Bruixa escuchar estas historias de un venerable anciano. Al reemprender el camino, ella los ha acompañado un buen trozo. Luego ha regresado corriendo, con la lengua afuera. Ahora ya solo nos falta reseguir la cresta de norte a sur, por prados de montaña y hayedos, hasta llegar a la cima. El Puig de les Bruixes (Pico de las Brujas) separa la Alta Garrotxa de el Alt Empordà. Aunque no es de los picos más altos de la zona, presenta una de las mejores panorámicas. Hoy solo hay buenas vistas hacia al norte, con el imponente Canigó. Hacia el sur, el mar de niebla nos impide ver el Mediterráneo, la Vall d’en Bas, la Vall de Bianya, etc. Perla, Ara y yo estuvimos aquí en primavera y lo sabemos muy bien.


Ya falta poco para la cumbre. El mar de nubes sigue intacto.

En la cumbre hay poco espacio, pero estamos un rato descansando. Hay un pequeño "belén" de acero inoxidable, que alguien renueva cada año. Es el del 2014 y se conserva muy bien. Bruixa dice que no le gusta, porque lo dejan aquí todo el año para alejar a las brujas.

BRUIXA, en la cima del Puig de les Bruixes.
 
 El Canigó. Desde la cima, mirando al norte, no hay niebla.
 Desde la cima, mirando hacia el sur, se ven los valles cubiertos. BRUIXA, por encima de la niebla.

El regreso lo hacemos más lentamente porque estamos cansadas, hace calor (17º) por aquello que los humanos llaman inversión térmica y nuestra familia quiere hacer más fotos.

Al fondo, sigue la densa niebla, atrapada entre las montañas, cubriendo los valles completamente y dejando ver desde donde estamos algunos de los picos sobresalir. Pienso en lo bonito de esta imagen, pero luego pienso que si yo estuviera metida dentro de esa nube no podría ver nada y para mi sería una imagen horrible. Y cuán parecida es la vida a esa imagen, cuando pienso en algunos amigos y amigas humanos, que en estos momentos están atravesando una época difícil debido a alguna situación en la que no ven la salida. Es como si estuvieran inmersos en esa niebla y les es muy difícil ver lo positivo de la situación. A pesar de ese sentimiento de temor, angustia, stress y sentirse perdidos, quisiera gritarles que hay que remontar por encima de la niebla y así poder ver la situación desde otra perspectiva.

BRUIXA y NINA, regresan felices. Adiós al Puig de les Bruixes, al fondo.

La niebla significa la desorientación, el miedo, los temores, un tropezón en la vida o un desarraigo. Si no subes unos cuantos metros, no te crees que realmente va a llegar el momento en que vas a ver la niebla por debajo, superada. Hay que caminar, ir siempre hacia arriba, recuperar la confianza y sentir el calor del sol.
 
NINA regresa eufórica, extasiada, feliz. Con las pilas cargadas y agradecida a la madre naturaleza.

Yo también, como mi pequeña nieta Bruixa, siempre he creído que la niebla oculta misterios, historias pasadas, verdades y mentiras que avergüenzan a los humanos que se atreven a pasear bajo ella. Como nos ha explicado el  venerable anciano sabio que hemos encontrado en el camino: “Las palabras se quedan suspendidas en la niebla, ocultas hasta que escritores y poetas las buscan y atrapan para dejarlas secar y brillar bajo el sol del otoño. ¿Os atrevéis a cazarlas?”



1 comentario:

  1. Hola, soy Gori, gracias querida hermana y amigas por esta historia tan preciosa. Por lo guapas que estais en las fotos (guauuuuuu). Le he explicado la historia a mi querida humana Mª Àngels, se ha emocionado y la ha agradecido. Intentar atravesar la niebla, conseguir trascender la niebla.... me ha abrazado mientras una lágrima rodaba por su mejilla agradecida.

    ResponderEliminar